Las experiencias en variados tipos de música sicodélica comenzaron a mediados de los 60, propulsadas gracias al adictivo de las drogas que ingresaron al torrente sanguíneo del blues y el folk.

Ingleses y americanos aprovecharon para expandir sus experiencias sonoras gracias a las pastillas y el ácido en el terreno fértil del estudio de grabación.

El tipo de experiencias sonoras obtenidas ampliaron los horizontes del folk, rock, soul y el pop, entre otras etiquetaciones que crearon nuevas necesidades sonoras, creativas y de expansión.

Antes de su supuesto declive en 1970, la sicodelia era la gran alternativa de las disqueras, cuando éstas trabajaban como verdaderos laboratorios, amalgamando estilos y conceptos, anticipando el futuro e inoculando entre muchos adictos las fantasías de una música “rara” y que, al parecer, no tenía futuro.

El tiempo y la historia documentada antes (e incluso después) de la era digital, sigue dando tumbos y sorpresas en restauradas ediciones en discos compactos, vinilos escogidos y boxeds antológicos.

Prácticamente no hay ni un género, llámese rock, pop, soul, progresivo, jazz, electrónico, metal (en todas sus alecciones), glam, punk, new wave, electro, funk, krautrock y los sonidos multicombinables (instrumentaciones exóticas, pedalería infinita de guitarras, multiplicidad de efectos, sintetizadores sin límite y hasta uso del Theremin)… que incluyen rap y hip-hop, acid house, trance, new rave… que no tenga algo de sicodelia.

Ahí entra un ejército de gurús y expertos que han trabajado ese estilo en compilaciones de todo tipo.

El resultado combinado con las ideas de gente de la generación beat como Jack Keruac, William Burroughs, Allen Ginsberg, se siente hasta hoy gracias a trabajos compilatorios como 100 U.S.A Psychedelic Masterpieces, que vislumbran trabajos adelantados a su tiempo de Electric Prunes, Blues Magoos, Amboy Dukes, Question Mark & The Mysterians, The Byrds, 13th Floor Elevators, Strawberry Alarm Clock, The Free… Su contraparte: los cuatro volúmenes de 100 British Freakbeat Masterpieces, traen a colación a The Attack, The Fruit Machine, The Poets, The Eyes, The Buzz…

Otra colección muy solicitada es 100 British Psychedelic Masterpieces, que agrupa los pininos sicodélicos de gente como: Status Quo, The Moody Blues, The Bonzo Dog Band (la banda de Neil Ines, que luego daría lugar a la más grande parodia Beatle jána hecha: The Rutles), Aphrodite Child (de donde salió Demis Russos), The Who, los mismísimos Rolling Stones, The Pretty Things, Spencer Davies Group, los aún vigentes The Kinks, The Move, Marmalade y muchos más.

Más vestigios sicodélicos pueden rastrearse en grabaciones de reconocidos monstruos como las experiencias sonoras del Sgt. Pepper’s Beatle; el Their Satanic Majiesties Request, de Los Rolling, la vasta obra de Pink Floyd (con el principio de Sid Barrett), e incluso The Monkees y los Lemon Pipers. Por supuesto, Donovan ni Dylan, escapan a estos sonidos y mucho menos la parte americana con el Pet Sounds, de The Beach Boys, hasta la escala que ofrecen los hoy revalorados y dominantes The Zombies, con su Oddesey and Oarcle.

Lo anterior sin olvidar a los emergentes Easybeats y The Split Enz, de Australia y Nueva Zelanda. Cientos de canciones en espera de nuevos escuchas de tiempos olvidados y ahora muy actualizados.

pepenavar60@gmail.com

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