Esta semana murió don Luis Cavero, arquitecto radiofónico de Radio Capital que, en los tiempos en que se forjaban hits en el cuadrante y se establecían mitos y figuras de culto, fue parte clave y fundamental como director de programación de una radio imaginativa, sorprendente y arriesgada. Por las filas de Radio Capital (1964-1992) desfilaron tanto conocedores como entusiastas del rock, cuando ninguna otra estación visualizaba a futuro. Luis Cavero, un verdadero señor de la radio, apasionado y emocional, siempre le tendió la mano a muchos conocedores, ofreciéndoles programas únicos, mientras “la otra radio” era payoleada a mansalva.

El que esto escribe tuvo el honor de compartir los micrófonos de Radio Capital con El Duque de la Voz, César Alejandre (la voz casi oficial del Hit Parade en México) y con el entusiasta David Prado (luego ejecutivo disquero) en un programa (Nivel 12-60), producido por Juan Ramírez, con marcaje personal del señor Cavero, donde siempre pagaron justos por pecadores en un formato en el que, aparte de programar temas que usualmente no pasaban en la radio, personajes como El Ángel del Rock (Laureano Brizuela) vieron arder sus alas.

Por “La discoteca de la gente joven” hicieron programas: Rafael Acosta (de Los Locos del Ritmo), José Luis Pluma (La Bruja, de la revista Conecte), Salvador Quiahutlazollin, Rubén Sano y muchos más que se sumaron a las ideas del señor Cavero en programas de gran resonancia como Rock a la rolling, El club de Creedence, Cara a cara, Estudiantes 12-60, Nivel 12-60, Durantástico… producidos por el incansable Juan Ramírez bajo la dirección del señor Cavero, que nunca censuró a nadie.

Sin embargo, honor a quien honor merece (en este caso el locutor y dentista, Manuel Camacho, alias El Muelas) que fue quien bajo la batuta de Cavero, el que volvió de culto la estación con el legendario y mítico programa Vibraciones (1969-1988), que pasaba en horario nocturno de 22:00 a 23:30 horas, hechizando a propios y extraños con la voz cavernosa y etérea de Camacho. Radio Capital fue la primera estación en México que pasaba completas las canciones kilométricas en tiempo y espacio de grupos como Quick Silver (¿qué tal “How do you love”?) Messenger Service, Deep Purple, Zappa, Moby Grape, Black Sabbath, Ted Nugent, Iron Butterfly, Spooky Tooth, Vanilla Fudge, Savoy Brown…

Oír los legendarios programas que se apropiaron del cuadrante era fantástico, y con la luz apagada, la voz e introducciones ultra pachecas de Camacho eran francamente emocionantes y sin parangón. Luis Cavero también fue responsable de la proyección del Hit Parade (según Billboard y Cash Box) semanalmente en nuestro país y, junto con su socio Homero Calles, fundador de la primera tienda en forma de discos importados: “El gran disco”, de Balderas 32, primer piso, donde uno podría encontrar semanalmente éxitos discográficos que, luego, ni Indiana Jones.

Con don Luis, que falleció esta semana a los 87 años, termina una tradición de conocimiento y erudición del rock que dará lugar a la leyenda de este genio radial discreto que hizo muchos amigos y fans, como Jorge Soto, que luego pasó a las filas de la industria y de ahí al periodismo. Esos eran tiempos de arriesgue y cambio en una radio comercial que hoy se transformó en un caldo de corrupción y práctica común de payola (disfrazada) mediante.

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