Expresa F. G. Haghenbeck en su reciente novela, Casi Diosa, publicada por HarperCollins México, en noviembre de 2018, en la Ciudad de México. Cuenta una historia escalofriante donde Celeste, Vicky y Rafaello, estudiantes de prepa, viven experiencias nada menos que con la muerte, personificada por la Catrina de Posadas. Celeste, hija de dos exhippies, ha sido elegida para experimentar ciertos aprendizajes significativos donde los otros personajes se las van a ver cardiacas. El mundo adolescente tiene algunos misterios indisolubles que los padres odian enfrentar; no en vano la protagonista no tiene empacho en replicar a su mejor amigo: “Ni yo me entiendo, ¿qué esperabas? Soy adolescente”. Gulp.

Con un tejido narrativo conminante y vivaz, F. G. Haghenbeck, quien nació en la Ciudad de México en 1965 y vive tranquilamente en Tehuacán, Puebla, cuenta la historia de una jovencita, Celeste, que se considera fea y que sufre un poco por no ser una chica popular en la prepa; en cambio, Vicky, su peor enemiga, es atrevida, hermosa y la reina del lugar. Es rica y tiene el control. Rafaello es un chavo gay que se siente feliz porque no necesita ocultar sus preferencias. Es muy amigo de Celeste, que por esos días aborrece sus defectos, sobre todo esa mañana en que su despertador le empieza a mandar mensajes con fragmentos de canciones. Su desconcierto crece cuando se ve en el espejo que le proyecta su otra yo. No manches. ¿Cómo es su otra yo? Mujeres de todas las edades, no me atrevo a revelarlo. Mejor descúbranlo ustedes, no vaya a ser que tengan uno parecido. El caso es que como todos cuando nos acercamos a nosotros mismos, queda tan afectada que teme que la lleven con el psicólogo. Ese mismo día, en la prepa ocurre algo que la deja patidifusa. Ni su querido amigo encuentra una explicación al hecho. Al otro día, en una cáustica discusión con Vicky, sucede lo que derrama el licuado de fresa.

Francisco escribe para jóvenes y esta podría ser una novela dirigida a las chicas que deben conocer los chicos. Sin embargo, ¿alguien sabe cuándo se deja de ser joven? Porque yo leí la novela de un tirón y siempre estuve emocionado, atrapado, intentando adivinar hacia dónde me llevaba la historia. Lo comenté con mi sobrina Mariana, que tiene la edad de la protagonista y lo primero que me dijo fue: Quiero leer esa novela tío. No lo podía creer. Oh, ¿por qué? Es una adolescente que ama su celular. Muchas de las cosas que me cuentas pasan en mi escuela. Chica lista esa Mariana, ya tiene su regalo de Navidad. Como ven, es una historia posible en varios aspectos; algo que los adultos podemos aprovechar para orientar a los lectores jóvenes, sobre todo a esos y esas que la pasan indagando y están desesperados por conocer el mundo. Desde luego que es una novela donde todos emplean celulares y forman grupos de cualquier cosa. Les encantarán Los Descendientes de la Luz y enterarse por qué Celeste se convierte en una chica gótica. Pero sobre todo, cómo madura y comienza a hacerse cargo de su propio destino y deja de culpar a los demás por sus defectos. Por cierto, y tomen nota, descubre que hay un Dios muy poderoso al que llaman Dios Destino, del que es imposible escapar. Creo que también les gustará el apodo de Vicky y el de la mamá de Celeste. Rafaello se parece a todos los jóvenes de su edad, por ejemplo, es capaz de expresar: “Toda cuestión tiene dos puntos de vista: el equivocado y el mío”. Además es tajante cuando opina: “Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria”. Ahí les hablan.

El reloj, que confiesa ser un oráculo, es simpático. Sus comentarios con canciones abarcan varias épocas y diversas voces, desde el dueto sueco Roxette hasta George Harrison, pasando por todo el esquema de música popular en español e inglés. En un pequeño cuarto, Celeste tiene un encuentro con la pintora Frida Kahlo; la chica se asusta. No manches, estás muerta, eres un fantasma, le señala, la artista responde: No seas ridícula, los fantasmas no existen. Conocerán un antagonista muy poderoso: el director general Sandoval, hombre cruel y pendenciero, con un pasado muy negro en Sudamérica. “Todos los jóvenes tenemos una vida despreciable que odiamos,” revela Vicky, ¿será posible? Me gustaría saberlo. Mariana confiesa que hay días que quisiera estar lejos de su casa, pero que no es para tanto. En cuanto a ustedes, ya me contarán. Y claro que Leonor y yo no nos olvidamos: les deseamos una sosegada y amorosa Navidad.

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