Hace dos días, en la vecindad del centro comercial Perisur en la Ciudad de México, se congregaron, en formación casi de desfile, centenares de policías capitalinos. No estaban allí por casualidad: se trataba del muy público y muy visible lanzamiento del llamado Operativo Mega (muy creativos con el nombre).

Según la información provista por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del gobierno capitalino, el operativo en cuestión involucra a mil 390 policías de varios tipos (proximidad, metropolitanos, de tránsito, auxiliares, y bancarios e industriales) y alcanza a cuatro delegaciones (Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez y Coyoacán).

¿Y qué se persigue con este impresionante despliegue? Muchas cosas, al parecer. De acuerdo con la SSP, se busca “evitar la comisión de ilícitos, principalmente el robo de vehículos, transeúntes, casa habitación, transporte público, a negocio con violencia, autopartes y narcomenudeo, así como vigilar que no se consuma alcohol y estupefacientes en la vía pública”.

Pero allí no acaba la misión. También se pretende supervisar a “las unidades de transporte público individual y colectivo, automóviles en estado de abandono, estacionamientos prohibidos, circulación de motocicletas y motonetas, de acuerdo con el Reglamento de Tránsito capitalino.”

Dicho de otro modo, se busca hacer lo que uno supondría que hace siempre la policía (pero uno puede equivocarse, por supuesto)

¿Por qué un operativo ahora, de ese tamaño, para prevenir esas faltas y esos delitos? No lo sabemos con precisión, pero según parece, el asunto es bastante científico. Luis Rosales Gamboa, subsecretario de Operación Policial, afirmó lo siguiente (de acuerdo al propio comunicado de la Secretaría): “cada delegación tiene su propia incidencia, y el área de inteligencia, está entregando la incidencia y los objetivos específicos, tanto por la demanda ciudadana, como por los comités de seguridad”. Clarísimo.

Ahora, ¿por qué en esas delegaciones y no en otras? Misterio. Y mayor misterio hacerlo en tres delegaciones contiguas y una ubicada en el otro extremo de la Ciudad. Y casi igual de enigmático esto de lanzar desde Perisur un operativo que involucra a Azcapotzalco.

Pero, bueno, la cosa es que el Operativo Mega va y va mega bien. Mucho policía, mucha presencia, mucho espectáculo y, suponemos, algo de disuasión. O algo de castigo. O algo de algo.

Al menos eso suponemos. Porque saber, saber, lo que se dice saber, no. No hay datos públicos a nivel de calle o cuadrante como para saber si algo como esto funciona (los había hasta hace un tiempo, pero ya no). O no funciona. O funciona a medias. Así que habrá que creerle o descreerle a la autoridad cuando diga, como es inevitable, que esto es un éxito rotundo. Todo será acto de fe.

Y eso vale para otros operativos, ya sean tamaño mega o tamaño micro. Y para los retenes puestos al alimón en las calles de la Ciudad. Y para las cámaras de vigilancia, que bien pueden servir para detener a presuntos delincuentes ex post, pero ignoramos si disuaden ex ante. Y para las patrullas o los policías mismos. Con lo que se tiene, no se puede saber si algo sirve o no sirve o cuánto sirve o para qué sirve.

En esta Ciudad y en este país, la seguridad pública es zona libre de evidencia.

Mientras eso no cambie, mientras no se haga un esfuerzo por generar, diseminar y explotar datos, lo que vamos a tener es más espectáculo que seguridad.

alejandrohope@outlook.com
@ahope71

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