Texto: Elisa Villa

Un conductor le entrega doscientos pesos a un policía de tránsito porque se pasó un alto. Para que el policía no lo infraccione, el civil le entrega “una sorjuanita” al uniformado. Cerca de ahí, alguien que quiere evitar filas al realizar un trámite le da un “incentivo” al encargado de la ventanilla en la oficina de gobierno.

Estos y otros actos de corrupción a mayor o menor escala fueron evaluados por la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2017, del Inegi.

En 27 estados, la corrupción en trámites que involucran a la seguridad pública fue el delito más mencionado por los mexicanos. Las multas, los incidentes de tránsito, las infracciones, las faltas administrativas y a la moral son los trámites incluidos en esta categoría.

Según la encuesta, cada persona involucrada en un acto de corrupción durante un trámite gubernamental pagó un promedio de 2 mil 273 pesos. Los estados donde la corrupción le costó más a los ciudadanos fueron San Luis Potosí, Nayarit, Michoacán y Querétaro, donde el monto asciende a más de 5 mil pesos.

La Ciudad de México es la entidad donde se experimentaron más actos de corrupción, con 20 mil casos por cada 100 mil habitantes, seguido por Quintana Roo, Morelos y San Luis Potosí.

Entre todo esto, destaca Guanajuato, el estado con menos funcionarios corruptos en 2017. En este estado hubo menos de 9 mil actos de corrupción por cada 100 mil habitantes, por debajo de la media nacional, que es de más de 14 mil casos por cada 100 mil habitantes.

Ante esto, la Secretaría de la Transparencia y Rendición de Cuentas de Guanajuato emitió el boletín titulado “Guanajuato, la entidad menos corrupta del país: INEGI”, argumentando que gracias a las capacitaciones a los funcionarios y la rendición de cuentas, el estado goza del nivel más bajo de corrupción en trámites de todo México.

Pero, ¿qué es lo que hace falta para acabar con la corrupción? Según la encuesta realizada por el Inegi, la confianza en las instituciones es uno de los eslabones en el combate a este delito.

Actualmente, la familia, las universidades y escuelas públicas son las instituciones que más inspiran confianza a los mexicanos, mientras que los partidos políticos y el gobierno federal tienen la menor aprobación de la sociedad, al identificarlos como "poco confiables".

¿Será que las autoridades deben poner el ejemplo?

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