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La guerra comercial que inició el presidente estadounidense, Donald Trump, al imponer aranceles al acero y al aluminio es en realidad una medida de presión regional dirigida a sus socios comerciales para imponer sus reglas, coincidieron expertos.
Estados Unidos ataca a México pero no le suelta la mano, ya que necesita al país como parte de su cadena de producción, dijo el ex presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Comercio Exterior (IMECE) y presidente de Seko Logística México, Manuel Díaz.
El presidente estadounidense entiende su poderío y por eso sacude al mundo con una estrategia de presión, imponiendo aranceles a productos como el acero y el aluminio. Hace unas semanas Trump fue más allá, al anunciar que impondría aranceles a mercancía china por un valor cercano a 50 mil millones de dólares.
Los asiáticos respondieron a EU en la misma proporción, lo que no gustó a la Casa Blanca, que posteriormente anunció que podría incrementar el alcance de la medida inicial. Por ello, Díaz subrayó que “no hay que subestimar a Trump”.
Durante la mesa de análisis sobre las medidas de represalia, organizada por el IMECE, el consultor en comercio y ex titular de la Unidad de Prácticas Comerciales Internacionales (UPCI) de la Secretaría de Economía, José Manuel Vargas Menchaca, dijo que Estados Unidos quiere imponer sus peticiones para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Se ha visto que las propuestas más complejas que puso sobre la mesa el mandatario no se han podido discutir entre los tres países socios, por lo radicales que son, y porque con ellas se pretende revertir el déficit comercial que EU tiene con México.
El problema está en que Estados Unidos importa más autos y autopartes mexicanas que las que exporta. Por ejemplo, las exportaciones de autos y camionetas de territorio mexicano al estadounidense suman casi 60 mil millones de dólares, más 44 mil millones de autopartes, y “ese es el dolor de Estados Unidos, esa es la clave del problema”, dijo Vargas.
“Lo que busca Trump es revertir esas cifras y, mientras no lo haga, no se avanzará porque representa 33.41% del total de las importaciones que hace EU desde México. Puede no gustarme lo que hace mi vecino, pero no está loco, sabe lo que busca y quiere conseguirlo”, expuso.
El vicepresidente del IMECE, Carlos Novoa Mandujano, dijo que una de las reflexiones por hacer es si son correctas las represalias que aplicó México luego de que EU dio a conocer sus aranceles al acero y al aluminio.
“¿Realmente aplicamos medidas que afectan a Estados Unidos, cuando en México no hay producción?”, cuestionó Novoa Mandujano. Y es que hay productos acereros que no se fabrican en México, como telas mecánicas cincadas.
Expuso que como reacción a las medidas arancelarias estadounidenses, los países buscarán ser más proteccionistas, como ya está ocurriendo dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC).