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En México, la muerte genera un negocio de 13 mil 500 millones de pesos anuales: los servicios funerarios.

Los principales jugadores de este mercado son cadenas como Gayosso y J. García López, pero se calcula que en el país hay cerca de 5 mil funerarias en operación, de las cuales 70% podrían trabajar en la informalidad.

El riesgo de contratar los servicios de un negocio informal van desde tener problemas con las actas de defunción, hasta la falta de facturas para hacer válidos los seguros.

Sin embargo, también las grandes empresas llegan a abusar de los clientes, al imponer cobros y cuotas adicionales, dijeron directivos entrevistados por EL UNIVERSAL.

Según el Inegi, cada año mueren más de 600 mil personas en México, esto representa más de seis veces la capacidad del Estadio Azteca. El costo de dar el último adiós a una persona es variado en el país y los rangos de precios inician desde 8 mil pesos, y hasta más de 70 mil pesos.

¿Qué pasa en el sector? El ritmo de fallecimientos en México se mantuvo estable en los últimos 10 años. El promedio de muertes apenas creció 3.3% cada año de 2007 a 2016.

Al no tener grandes picos en la demanda, las funerarias se disputan a los clientes como pueden, ya sea con establecimientos improvisados en negocios frente a hospitales o con los denominados “coyotes” que atraen a los clientes con ofertas atractivas.

El reto es que en México no hay legislación funeraria. Miles de empresas informales no tienen autorizaciones, carecen de instalaciones seguras, no cumplen requisitos mínimos en sus vehículos, no pagan impuestos y no reportan ingresos. Además, hay casos en que están coludidas con hospitales, ministerios públicos y esto lesiona a las familias.

Así lo explicó Oscar Padilla, director general de J. García López, quien ubica el surgimiento de este problema en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón. Aseguró que las empresas establecidas, además de ser seguras, no se aprovechan del dolor para abusar de las familias.

“Siempre lo establecido es mucho más barato”, aseveró.

Carlos Lukac, director general de Gayosso, enfrenta el reto con innovación. Su empresa aumenta 8% sus ventas cada año, más del doble del 3% promedio de toda la industria.

Considera que la desventaja de las pequeñas funerarias es su servicio. No ofrecen al cliente lo mínimo, ni dan un último adiós digno.

El secreto de Gayosso. Según Gayosso, el secreto está en la previsión. En 2012 la firma daba 10 mil servicios funerarios, que a la fecha han llegado a 17 mil, un aumento de 70%. Hace cinco años vendía 20 mil paquetes de previsión y en 2017 cerrará con 60 mil contratos, prácticamente el triple.

Gayosso factura 3 mil millones de pesos anuales e invertirá 380 millones de pesos en 2018, un aumento de 26% contra el año anterior.

David Vélez y Telésforo García, presidente y miembro de la Asociación de Propietarios de Funerarias y Embalsamadores de la Ciudad de México, destacaron que las grandes empresas también engañan a las personas con cobros indebidos y consideraron que el negocio de servicios funerarios todavía es atractivo para potenciales inversionistas.

“El morir no debe ser caro, las funerarias tradicionales no son informales y atienden la posición de las clases medias y bajas del país”, expresó Vélez, quien representa a 266 funerarias en Ciudad de México, Hidalgo y el Estado de México.

Destacaron el crecimiento en las cremaciones, que hoy representan 60% de los servicios funerarios, mientras hace 10 años apenas llegaban a 20%.

El cambio en estilo de vida de los mexicanos es un detonante de nuevos servicios, de ahí que dejó de ser un negocio estigmatizado a crear nuevos servicios que atienden necesidades de prevención y características de la población, explicó María Fonseca, directora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.

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