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La falta de suficiente “flexibilidad” en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)  impidió que se lograra el cierre de ésta y el alcance de un principio de acuerdo tal y como se quería, es decir, antes del 4 de mayo.

Continuaron las grandes diferencias en reglas de origen del sector automotriz, en la cláusula de terminación del acuerdo y en el planteamiento de incorporar mecanismos que restringirían la exportación y la importación de hortalizas y frutas mexicanas a EU en ciertas temporadas, de acuerdo con fuentes ligadas al proceso.

A pesar de la buena disposición de los ministros, tuvieron que extender las negociaciones y fijar nuevas fechas de reuniones trilaterales para el 7 de mayo, una vez que regrese el representante comercial de EU, Robert Lighthizer, de su viaje de China.

De acuerdo con fuentes, la negociación se tornó difícil a pesar de que se intensificaron las reuniones ministeriales en la semana del 23 al 27 de abril, luego de que se registraran del martes al viernes largos encuentros entre Lighthizer y la canciller canadiense, Chrystia Freeland, o con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo.

Las diferencias para llegar a un pacto surgen en torno a los temas más sensibles que son considerados como líneas rojas, como lo es la cláusula  sunset, es decir, la que dará muerte súbita al acuerdo.

La nueva propuesta estadounidense es imponer objetivos como reducir el déficit comercial que tiene EU con sus dos socios en cinco años. De no lograrse, entonces se acabaría el acuerdo.

En las reglas de origen del sector automotriz, una de las propuestas hechas por EU fue que se tendrían dos clases de autopartes, unas tendrían que subir el contenido regional de 62.5% a 75%  y se someterán a un proceso de rastreo para asegurarse que son hechas en Canadá, EU o México.

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