El programa mostró su efectividad durante la pandemia y permitió que 5 de cada 10 participantes encontrará trabajo, al tiempo de que sirvió como una red mínima para proteger a sus familias, principalmente de los grupos más vulnerables, como los indígenas.

Así lo establece el estudio “El efecto del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro durante la Pandemia”, elaborado por la oficina de la Presidencia y la Dirección Técnica de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), y presentado este día por su presidente, Luis Munguía, acompañado de la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa Alcalde.

El análisis, basado en datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020, levantada por el Inegi, señala que el programa cumple con el objetivo de insertar al mercado de trabajo a la población más joven.

En promedio, los egresados del programa tienen el doble de probabilidad de encontrar trabajo comparado con aquellos que no están en el mismo (46.2% contra 23.6%). Es decir, 5 de cada 10 jóvenes que pasa por el programa encontraron trabajo durante la pandemia.

Cuando se hace una evaluación de impacto, es decir, cuando se compara con jóvenes que tienen las mismas características que los beneficiarios, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro incrementa en 26.7% la probabilidad de que las y los jóvenes encuentren trabajo.

El programa también sirvió como una red mínima para proteger a las familias de los jóvenes más vulnerables durante la pandemia de 2020, ya que les aseguró ingresos, brindó acceso a los servicios de salud y redujo la probabilidad de que un hogar con algún beneficiario del programa se quedara sin comer en la pandemia, destacó la titular de la Secretaría del Trabajo.

El estudio revela que, gracias al programa, los jóvenes tuvieron ingresos de 8 mil 222 pesos trimestrales (2 mil 741 mensuales) adicionales respecto a jóvenes que no estudian ni trabajan, tanto en el área urbana como rural.

El programa tuvo un impacto alto y significativo en el acceso a la salud. Gracias al programa los jóvenes beneficiarios tuvieron 20.1% más probabilidad de acceso a la salud que si no hubieran sido beneficiarios del programa. Lo cual resultó vital en el periodo de pandemia.

Otro beneficio que destacó Luis Munguía del estudio es que el programa redujo la probabilidad de que un hogar se quedara sin comer en 3.4%, el efecto fue mayor en el campo (6.7%).

Cuando se compara la situación de los jóvenes beneficiarios contra los jóvenes que se encontraban trabajando durante la pandemia, el nivel de bienestar e ingreso del hogar es mejor, por lo que el programa además logró sostener familias de jóvenes en condiciones similares a las que no perdieron su trabajo.

En promedio, los hogares con jóvenes construyendo el futuro tuvieron un nivel de vida muy cercano al que tuvieron hogares donde había jóvenes empleados. En el caso de las áreas rurales, los beneficiarios del programa tuvieron mayor bienestar que aquellos que estaban trabajando. Su ingreso por hogar fue 2 mil 35 pesos superior y también su acceso a la salud y comida.

El programa, de acuerdo a las características demográficas, benefició en mayor medida a las mujeres, que representan el 58.8%. Mientras que, por tipo de localidad, el 44.3% eran de una zona rural.

En cuanto al estado civil, la mayoría (55.8%) respondió estar soltera. El 42% de los entrevistados se consideró indígena. Por estados, la mayor parte de los beneficiarios se ubicó en Chiapas (17.6%), seguido de Veracruz (11.9%) y Tabasco (11.7%).

En general, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro es aprovechado como un vehículo de oportunidades por jóvenes que, de otra manera no tendrían la misma facilidad para insertarse en una actividad económica, destacó Luis Munguía, titular de la Conasami.

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