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Cambiar las reglas de origen para la producción de vehículos en Norteamérica afectará a los proveedores de cualquier país, porque es una cadena muy estructurada que tomó 23 años en conformarse, dijo José Hoyos, socio del grupo de práctica de Comercio Exterior de Baker & McKenzie.

Como parte de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Estados Unidos propuso incrementar la regla de origen, que actualmente es de 62.5% de los componentes fabricados en la región, a 85%, y donde 50% tiene que ser originario de Estados Unidos.

La propuesta fue rechazada tanto por Canadá como por México, pues afecta a la cadena de proveeduría de la industria automotriz en general.

Baker & McKenzie considera que este capítulo será de los últimos en cerrarse en la renegociación del TLCAN, por lo técnico que resulta determinar que componentes e insumos son susceptibles del beneficio y porque la regla en si no afecta a un bien, sino a toda la cadena de suministro.

“Los proveedores decidieron establecerse en uno u otro país con base en los insumos.

“(Si se modifica la regla) no le vas a comprar a quien te dé mejor precio, el origen sería uno de los detonantes para comprarle a alguien. Y vas a golpear por un lado o por el otro, a alguno de los proveedores de esta cadena de suministro”, explicó Hoyos.

Baker & McKenzie destacó que las reglas de origen para el sector automotor siempre han sido muy particulares, debido a que una ensambladora de vehículos requiere una inversión muy grande y el retorno de la inversión es a largo plazo.

“Hiciste una planeación en cualquiera de los tres países y armaste tu lista de proveedores con base en eso. Moverle lo que quieras, va a afectar no sólo el origen sino que si se tienen que cambiar proveedores ¿dónde está mi seguridad? No me cambies las reglas de juego cuando no he recibido mi retorno de inversión”, agregó Hoyos.

Sobre la propuesta de Canadá de tomar en consideración las inversiones en investigación y desarrollo para vehículos autónomos y eléctricos, el experto en comercio exterior considera que habría que ver si tomando en cuenta la inversión en tecnología y software se puede incrementar la regla de origen o si se tendrían que traer inversiones de otros países.

En cuanto al riesgo de que se frenen inversiones en México, consideró que hay varias empresas que están a la expectativa de qué va a pasar, pero aún tienen buena disposición y siguen haciendo inversiones, porque en el caso de que no exista el TLCAN, el arancel que pagan los vehículos bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio no es muy alto.

Sólo las pick ups correrían el riesgo de reducir producción, pero aun así se seguirían fabricando consideró.

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