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Los casos de impunidad contra actos de corrupción en México “indignan y frustran”, asegura el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), José Ángel Gurría Treviño.

En entrevista con EL UNIVERSAL, afirma que aun cuando hay personas que están detenidas, la existencia de prófugos de la justicia obliga a afinar los sistemas para que haya una alta probabilidad de que se castigue a quien comete un delito.

“Hay que afinar los sistemas para que quienes tengan una mala idea calculen que hay alta probabilidad de que se les castigue, y así se evite el abuso del que hoy hablamos y que nos tiene muy indignados y frustrados”, manifiesta.

A pregunta expresa sobre los casos de corrupción en el país por parte de ex gobernantes de estados, Gurría comenta que existen casos en los que ya están detenidos quienes cometieron “faltas inaceptables y que abusaron de sus competencias, capacidades y prerrogativas”, lo que evidencia que las instituciones actúan y funcionan.

Sin embargo, reconoce que aunque varios de ellos están detenidos, aquellos que no lo están son prófugos de la justicia, lo que genera “escándalo y enorme frustración”.

“No se puede ignorar la gravedad de los hechos ni hacer juicios sin considerar que en al aparato público hay voluntad. Voluntad del gobierno para castigar a los culpables. Así que cuando hay evidencia de culpa y al mismo tiempo no se actúa, hay todo el derecho de exigir”, añade.

El funcionario explica que en transparencia y combate a la corrupción es necesario prevenir, porque no hay nadie que sea más honrado que otro, no hay ningún país que sea genéticamente más honesto que otro, sino que hay mayores o menores oportunidades de ser identificados o de mayor impunidad.

Ante dicha realidad, el responsable del organismo internacional dice que después de las reformas estructurales que se aprobaron en el sexenio actual queda pendiente el realizar cambios en Estado de derecho, justicia y seguridad, que son temas “íntimamente relacionados con las expectativas y el comportamiento económico de los inversionistas”.

Para el ex secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores —durante el sexenio de Ernesto Zedillo—, sin importar quién gane las próximas elecciones presidenciales, el país cuenta con sistemas internos que equilibran y limitan la libertad para gobernar, además de la presión que ejercen otros países del mundo que buscan atraer inversiones, empleos y comercio, y eso restringe las políticas que pueda tomar un mandatario.

Continuidad de reformas, clave

Al evitar opinar sobre qué partido llegará o qué piensa sobre la posible llegada de un gobierno de izquierda, Gurría considera que lo más importante es que haya continuidad de las reformas estructurales, que no se baje la guardia y ni confiarse en un momento complejo y ante un mundo confuso.

A pesar de que el gasto público en el sistema electoral es alto, se superó el problema de transparencia y legitimidad, además de que hay equilibrios que sirven de contrapeso.

“Las opciones que tienen los diferentes candidatos muestran su propia ideología y visión de las cosas y de la realidad. Hay un Congreso, equilibrios políticos, voces de los empresarios, de los sindicatos, académicos, analistas, agencias calificadoras, acreedores, todo mundo participa en la formación de la opinión pública, la cual es vibrante, dinámica, y esto permite que independientemente de quien gane las elecciones, los grados de libertad no sean ilimitados. Están restringidos, controlados o matizados por el desarrollado institucional de México”, abunda.

Para el secretario general de la OCDE, quien ocupa el puesto desde el 1 de junio de 2006, hay que tenerle más fe a México y preocuparse menos por los individuos que pueden llegar.

“Lo que hay que hacer es que haya continuidad de las reformas y que los candidatos se comprometan a conservar, consolidar y preservarlas
al máximo”.

Descarta que los candidatos puedan ser un peligro para México, más que hablar de ello, afirma que “el tema es qué tanto los aspirantes presidenciales están al día de las necesidades del país.

Gurría Treviño comenta la importancia de este factor sobre todo
en el contexto en el que se dan estas necesidad a escala internacional, principalmente porque la economía mexicana forma parte de importantes acuerdos comerciales, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la Alianza del Pacífico y el Acuerdo de Asociación Transpacífico.

Nueva versión del TLCAN

Sobre la renegociación del TLCAN, el ex funcionario mexicano prevé que haya “una nueva versión del acuerdo por la conveniencia de los países, incluyendo a Estados Unidos”, y sobre todo porque hay presión de las empresas de ese país para que el acuerdo genere beneficios.

“Los empresarios lo que piden es que no le muevan y que mejor se dejen las cosas como están”, comenta.

Añade que afortunadamente se han evitado rupturas a pesar de las “posiciones rígidas” de la administración estadounidense.

“Se han logrado cadenas de valor que hoy permiten al mundo ser competitivas a América del Norte y eso está en juego. Por eso creo que tendremos un tratado de libre comercio de América del Norte moderno, actualizado y modernizado. No había internet cuando negociamos el original y se van a tener que tomar más en cuenta los servicios”, destaca.

Frutos de largo plazo

Gurría Treviño, quien es economista de profesión, asegura que las reformas estructurales hechas en este sexenio “siguen dando sus frutos o más bien empiezan a dar sus frutos porque los cambios estructurales no dan resultados inmediatamente”.

Sobre la problemática económica que existe en el país como la inflación y el incremento de la deuda, entre otros temas, afirma que hay capacidad del gobierno y del Banco de México para enfrentar esta situación

“A pesar del crecimiento endeble, hay corrientes de inversión extranjera, y aunque en América Latina bajarán, en México se prevé que crezcan las exportaciones. Cuando el comercio mundial está endeble, en el país crecerán las exportaciones 9%”,dice.

Por ello, considera que no preocupa la economía “pero si no nos preocupamos y nos confiamos y bajamos la guardia sucede lo que no se quisiera. Por eso, siempre hay que estar pendientes, preocupados y preparados, con las reformas y nuevas políticas. Esa es la mejor forma de evitar que sucedan accidentes y para el mundo entero, porque no somos una isla”.

Consolidación de cambios

Sobre los últimos días del gobierno de Enrique Peña Nieto, el titular de la OCDE menciona que lo más importante es que se enfoque en la implementación, consolidación y ejecución de las reformas aprobadas “eso es de fundamental importancia; no son reformas para un año ni de un sexenio. Son reformas intergeneracionales, y hay que dejarlas muy sólidas, asegurar los beneficios que resulten de estas para que sea irreversible el cambio. Eso es muy importante”.

En segundo lugar, considera que no hay mucha oportunidad de hacer grandes cambios en este último tramo del gobierno.

“Estamos a punto de iniciar una campaña electoral, hay precandidatos únicos, que serán los candidatos. Hoy, quizá, es menos posible o probable hablar de grandes cambios legislativos porque están polarizadas las fuerzas políticas, porque cada quien jala para su molino y esa fragmentación impide que se generen los consensos necesarios para llevar a cabo nuevos grandes diseños a aprobarse en el Congreso”, asegura.

Sin embargo, afirma que ello no debe llevar a una parálisis legislativa porque hace falta aprobar regulación, normas y reglamentación de cada una de las leyes secundarias.

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