El desarrollo del proyecto de Dos Bocas , una de las obras insignia de esta administración, se ha caracterizado por la falta de planeación y opacidad: no cuenta con un análisis de costo-beneficio, las obras se iniciaron sin una manifestación de impacto ambiental, no se valoraron alternativas más eficientes para incrementar la producción de petrolíferos en el país. Además, no se conocen los verdaderos costos del proyecto, aseguró el Instituto Mexicano para la Competitividad ( IMCO ).

En un estudio sobre la que será inaugurada el próximo 1 de julio, el instituto sostiene que, como consecuencia de la mala planeación del proyecto, la construcción del complejo ha enfrentado sobrecostos.

“La inversión prevista fue de alrededor de 160 mil millones de pesos (mmdp) –8 mil millones de dólares (mmdd)– sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha reconocido un sobrecosto de entre 3 y 4 mmdd: entre 38% y 50% más que lo estipulado en el presupuesto original. El monto final podría ser incluso más elevado”.

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Argumenta que la obra ha sido desarrollado por una empresa filial de Pemex –PTI Infraestructura de Desarrollo– que por su naturaleza jurídica no tiene las mismas obligaciones de transparencia que las empresas subsidiarias o el corporativo, por lo que no hay información suficiente sobre el proyecto en el Presupuesto de Egresos de la Federación o en la Cuenta Pública.

El análisis del IMCI detalla que más allá del incumplimiento del calendario de inversión del proyecto, de sus sobrecostos y de la marcada opacidad que lo ha caracterizado, “evidencia deficiencias estructurales en la construcción de infraestructura en el país”.

Considera que la eventual entrada en operación de la refinería “Olmeca” será un paso en la dirección contraria de lo que necesita Pemex, el país y el mundo. Asimismo, la refinería se ha desarrollado con una planeación inadecuada, uso ineficiente de recursos públicos, y en un contexto de opacidad que ponen en duda su viabilidad.

Cuestiona sobre si el proceso de refinación ¿es negocio?

Asegura que el tránsito gradual hacia economías con un menor uso de combustibles fósiles y mayor penetración de energía con baja huella de carbono, conocido en términos sencillos como transición energética, ha obligado a las empresas petroleras en el mundo a replantear el modelo de negocio de la refinación de crudo.

En el futuro previsible habrá demanda de productos derivados de los hidrocarburos, pero las necesidades evolucionan y los usos serán distintos.

La firma IHS Markit estima que en 2050 la demanda mundial de productos refinados no rebasará los 75 millones de barriles diarios (MMdb). Actualmente la capacidad instalada global asciende a 105.6 MMbd, dado que las empresas refinadoras enfrentan el desafío de adaptarse a este nuevo entorno.

Estima que los refinadores globales invertirán 150 mil millones de dólares en medidas de descarbonización durante las próximas tres décadas.

Como respuesta a esta coyuntura, las inversiones en refinerías en Europa y Estados Unidos estarán centradas en proyectos de biocombustibles y descarbonización. “El mercado no va a desaparecer, pero los jugadores exitosos serán quienes se adapten a las nuevas circunstancias de forma eficiente”, añade.

Subsidiaria de Pemex ha reportado pérdidas

Respecto de la refinación en México, el IMCO señala que Pemex Transformación Industrial (PTRI), subsidiaria encargada del negocio de refinación y petroquímica, ha reportado pérdidas acumuladas por un billón 280 mil millones de pesos entre 2011 y 2021 (un promedio de 116.7 mil millones de pesos de pérdidas anuales).

Solo en este último año, PTRI reportó una pérdida de 219.8 mil millones. Además, fue la única subsidiaria que reportó pérdidas brutas; es decir, que los ingresos que obtuvo por la venta de petrolíferos (gasolinas, diésel, combustóleo, entre otros) fueron menores que el costo de los insumos que requirió para su elaboración.

Explica que, si se consideran las pérdidas que presenta actualmente PTRI debido a deficiencias operativas y a las condiciones del mercado de combustibles, la entrada en operación de la refinería “Olmeca” probablemente se traducirá en mayores pérdidas para esta subsidiaria, lo cual agravará aún más la situación financiera de Pemex.

La nueva refinería no viene acompañada de cambios estructurales en PTRI que le permitan a la subsidiaria ser más competitiva, y al mismo tiempo, la empresa tendrá menos recursos disponibles para financiar proyectos en actividades rentables como exploración y producción de hidrocarburos.

Incluso cita que agencias calificadoras como Fitch Ratings y Moody’s se han pronunciado en este sentido al señalar que la estrategia de Pemex para incrementar su capacidad de refinación y elaboración de petrolíferos pone en riesgo su perfil crediticio al ocasionar mayores pérdidas operativas para la empresa en el corto y mediano plazo.

El instituto considera que la construcción de la nueva refinería refleja múltiples deficiencias, entre las cuales se encuentran: Planeación inadecuada, ejercicio inadecuado de los recursos públicos y opacidad.

Poca planeación en desarrollo de refinería

Sostiene que el desarrollo de la refinería sufrió de una planeación inadecuada al no contar con un análisis de costo-beneficio, una manifestación de impacto ambiental en tiempo y forma, así como al no existir estudios públicos sobre otras alternativas para incrementar la producción de petrolíferos en el país.

A pesar de que por ley todos los programas o proyectos de inversión pública que tienen un costo superior a los 500 millones de pesos deben contar con un análisis costo-beneficio a partir del cual se valore si sus beneficios sociales son mayores que sus costos, en el caso de la refinería de Dos Bocas, “dicho análisis nunca se llevó a cabo”.

Es decir, no se valoró antes de iniciar su construcción si los beneficios y ganancias estimados durante toda la vida útil del proyecto serían mayores o iguales a sus costos.

Tampoco se valoraron otras alternativas quizás más eficientes para incrementar la producción de petrolíferos, tales como la rehabilitación de las refinerías existentes que, en conjunto, operaron al 50.1% de su capacidad durante el primer trimestre de 2022.

Aunado a ello, señala el IMCO, la ubicación de la refinería en el municipio de Paraíso, Tabasco, ha sido señalada en reiteradas ocasiones como no idónea por estar en un terreno expuesto a inundaciones. A pesar de estar en una zona de humedales y ser un manglar, la preparación del terreno para la construcción se inició sin contar con la manifestación de impacto ambiental correspondiente.

Implicaciones por acuerdo del Poder Judicial

Con el objetivo de acelerar el desarrollo de las obras insignia de esta administración, el 22 de noviembre de 2021 el Ejecutivo Federal emitió un acuerdo mediante el cual se podría declarar de interés público y seguridad nacional cualquier proyecto de infraestructura que se considere prioritario, como es el caso de la refinería en Dos Bocas. El objetivo del Acuerdo es que las dependencias de la Administración Pública Federal puedan otorgar autorizaciones provisionales para dictámenes, permisos o licencias que permitan arrancar las obras de dichos proyectos de forma inmediata.

La implementación de este acuerdo se ha visto obstaculizada en el Poder Judicial. El 14 de diciembre la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) lo suspendió parcialmente al otorgar una suspensión contra la reserva anticipada de información sobre las obras. Posteriormente, el 27 de febrero de 2022 un juzgado otorgó una suspensión definitiva para un amparo promovido por el Consejo Nacional de Litigio Estratégico.

Además, señala que, aunque la refinería quedará formalmente inaugurada, el desenlace de este acuerdo en el Poder Judicial tendrá implicaciones para el desarrollo de las obras faltantes en el complejo de la refinería.

Sobre el costo de la nueva refinería el organismo indica que debido a una inadecuada estimación de los costos y planeación del proyecto, el costo de la refinería será mayor que el presupuesto original.

El monto de inversión previsto originalmente para la construcción de la refinería fue de alrededor de 160 mil mdp –equivalente a 8 mil millones de dólares– sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha reconocido un sobrecosto de entre 3 y 4 mil millones de dólares, es decir, entre 38% y 50% más que lo estipulado en el presupuesto original.

Este es un costo que no ha asumido Pemex como Empresa Productiva del Estado, sino los mexicanos en general, al tratarse de recursos provenientes en su mayoría de aportaciones patrimoniales del Gobierno Federal a la empresa con cargo al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Entre enero de 2019 y marzo de 2022 el Gobierno Federal, vía la Secretaría de Energía (Sener), apoyó a Pemex con 552.7 mil millones de pesos por concepto de aportaciones patrimoniales, de los cuales 175.8 mil millones (31.8%) se han destinado a la construcción de la refinería de Dos Bocas.

Más allá del costo monetario que implica la construcción de la refinería, la estrategia del gobierno implica un costo de oportunidad en términos de los recursos que se han dejado de gastar en otros rubros como salud, educación o seguridad pública.

Las aportaciones asignadas entre el 1 de enero de 2019 y el 31 de marzo de 2022 a la construcción de la refinería “Olmeca” equivalen, por ejemplo, a los recursos ejercidos por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (163.8 mil millones de pesos) durante este periodo.

En otras palabras, subraya el IMCO, “esto significa que el Gobierno Federal pudo haber duplicado el gasto en seguridad pública en los últimos tres años de no haberlo destinado a la nueva refinería.

Estos recursos equivalen también a 6.4 veces el gasto realizado por la Secretaría de Salud en inversión física (27.6 mil millones de pesos) entre 2019 y 2021.

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