La política monetaria debe enfrentar el desafío urgente de la actual amenaza de la inflación , como un experto en pilotaje para llevar la aeronave de regreso a un lugar más seguro y estable, consideró el gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), Agustín Carstens .

Deben centrarse ante todo en mantener la inflación baja y estable, dijo en el Simposio anual de política económica de Jackson Hole: Reevaluación de las restricciones en la economía y la política .

En su discurso titulado “ Una historia de vientos de cola y vientos en contra: oferta agregada y estabilización macroeconómica ", en el encuentro de banqueros centrales organizado por la Reserva Federal de Kansas City, Carstens recurrió al lenguaje utilizado en aviación para matizar sus ideas.

Un entorno más hostil tiene implicaciones aleccionadoras para la política económica , pues se puede estar cerca a lo que en aviación se le llama la “esquina del ataúd”, dijo al referirse a una frase consagrada por los pilotos que alude al punto delicado del margen de maniobra que tiene la aeronave para mantenerse estable al reducir la velocidad a grandes altitudes.

Alertó que seguir confiando principalmente en las herramientas de demanda agregada para impulsar el crecimiento en este contexto, podría aumentar el peligro, ya que sería más difícil de controlar la inflación.

Sobre cómo actuar, el exgobernador del Banco de México ponderó que como cualquier piloto dirá, cuando las luces de advertencia parpadean, hay una oportunidad de acción oportuna y decisiva .

Cuanto antes los formuladores de políticas reconozcan la necesidad de un reinicio y se comprometan a estrategias de crecimiento sostenible enfocadas en revitalizar el lado de la oferta, la economía mundial será más fuerte y más resiliente, estableció.

Si logramos hacer eso, aseguró, es posible que se desarrollen nuevos vientos de cola, con beneficios sustanciales tanto para el crecimiento como para la estabilidad de precios.

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Populismo y desglobalización

El primer gerente proveniente de una economía emergente del banco de los bancos centrales en el mundo, también habló del populismo y la desglobalización.

Antes de la guerra en Ucrania , puntualizó, el ambiente político se había vuelto más tenso y menos amigable con el principio de la cooperación internacional.

Esta reacción refleja, en parte, el curso que la globalización ha tomado: la distribución desigual percibida de beneficios dentro y entre países y descontento con los mecanismos de gobernanza locales y globales.

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“No es de extrañar que la globalización haya ido perdiendo fuerza”, acusó, al advertir que los acontecimientos recientes podrían acelerar aún más esta tendencia.

La mayor desigualdad ha dado lugar al populismo, que ha amenazado el sistema internacional de comercio y finanzas basado en reglas, y más normas e instituciones ampliamente democráticas, incluidos los bancos centrales independientes.

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