El Banco de México (Banxico) reconoció que, a pesar de que el estímulo fiscal a combustibles está ayudando a contener la inflación, el panorama aún luce retador.

Lo anterior puesto que el alza en los precios de los alimentos tendrá costos sociales, afectando las expectativas inflacionarias de las familias, explicó.

Así lo manifestaron en lo general y particular los miembros de la Junta de Gobierno durante la reunión de política monetaria que se realizó el pasado 23 de marzo, cuando por unanimidad se decidió subir la tasa de referencia en 50 puntos base, para quedar en 6.50%, de acuerdo con la minuta número 41 que dio a conocer Banxico este jueves.

De acuerdo con el documento, durante el análisis del órgano colegiado del banco central mexicano, uno de los integrantes notó que las mayores presiones en los precios de alimentos tienen altos costos sociales.

Esto podría afectar las expectativas de inflación de las familias, lo cual aceleraría la dinámica inflacionaria incluso si los precios del resto de las mercancías se comportaran mejor, apuntó.

Otro consideró que el panorama actual luce todavía más retador, ya que es optimista pensar que se eliminará inmediatamente el efecto de la acumulación de choques de oferta y demanda sobre la inflación.

Agregó que es probable que esta se mantenga en niveles elevados por un tiempo prolongado antes de desacelerarse.

La mayoría señaló que la inflación de energéticos disminuyó en el margen. Además, algunos indicaron que los precios de las gasolinas han sido contenidos por los estímulos fiscales.

Uno agregó que diversas estimaciones sugieren que, en ausencia de dichos estímulos, la inflación general habría alcanzado niveles mayores, lo que refleja la magnitud de los choques que se están enfrentando.

Otro integrante reconoció que los riesgos inflacionarios derivados del conflicto geopolítico son acotados debido a la política de precios de combustibles.

Todos, es decir los cinco miembros de la Junta de Gobierno, mencionaron que las expectativas de inflación para 2022 y 2023 volvieron a incrementarse.

La mayoría indicó que las expectativas de mediano plazo para la inflación general aumentaron, pero mencionaron de forma unánime que las de largo plazo se han mantenido estables en niveles superiores a la meta.

Pero uno de los miembros externó su preocupación pues desde agosto del año pasado las expectativas para los próximos cuatro años han mostrado una tendencia creciente.

Otro comentó que, si bien las expectativas de inflación de largo plazo siguen ancladas, no hay que subestimar los riesgos en torno a su proceso de formación.

Uno más dijo que en los últimos meses estas expectativas se han empezado a revisar al alza.

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