Todo lo que hacemos ahora cimienta las bases del devenir. Todo en lo que trabajamos en este momento determina lo que prevalecerá en las próximas décadas.

En el futuro, la ubicación de la producción vendrá determinada no por los salarios sino por la educación y las destrezas. La nueva revolución industrial creará muchas oportunidades para personas talentosas en todo el mundo, tal y como sucedió en la Revolución Industrial original.

Los problemas más apremiantes de las sociedades humanas como la seguridad, comodidad, energía e información, junto a desarrollos como la nanotecnología, la ingeniería genética, la ciencia de los materiales y las fibras de carbón, impulsarán el crecimiento de las industrias del futuro.

Sin embargo, en esta nueva Revolución las personas obtienen un papel fundamental para generar los cambios no sólo de los insumos, herramientas y filosofía que prevalecerá, sino dele estilo de vida y aportes personales y profesionales a empresas de todos tipos.

Así, para tener éxito y prosperar en la era creativa, las naciones, regiones y ciudades tienen que transitar de una sociedad industrial a una creativa. Hay varias acciones para construir una sociedad creativa aunque no existe un modelo prestablecido para lograrlo. Se trata de gestionar con personas de diferente formación y percepciones. Con seres muy diferentes entre sí.

Lo que resulta crucial ahora para todas las regiones y países en esta era creativa, es tratar de ser uno de los ambicionados lugares donde se concentra la creatividad a nivel mundial. La Organización Internacional de la Propiedad Industrial concentra el 85% de sus patentes en sólo cinco países: Japón, Estados Unidos, Rusia, Corea del Sur y Alemania.

¿Cómo podemos transitar exitosamente de una sociedad industrial a una de creatividad? En general se recomiendan tres acciones:

  • Generar el potencial creativo de todas las personas. Como media en los países desarrollados, sólo es de 30% de la población. Esto no significa que todas las personas vayan a realizar trabajos artísticos, sino que se ennoblezcan y potencien los esfuerzos de las ocupaciones “ordinarias” que actualmente realizan.
  • Invertir en infraestructuras creativas. Los países y regiones que quieran liderar la economía del futuro tendrán que invertir en investigación y desarrollo y en dotar a sus ciudadanos de una educación superior de calidad, con el mismo empeño que se puso en la construcción de canales, ferrocarriles o autopistas para potenciar el crecimiento industrial en épocas pasadas.
  • Potenciar las universidades como imanes de talento y tolerancia. Las universidades son el centro neurálgico de la economía creativa. Captan lo mejor y más brillante de la sociedad.

Por otra parte, las universidades son instituciones que, quizá más que ninguna otra, han abierto ciudad tras ciudad al mundo exterior. Son auténticos bastiones de la tolerancia que abren sus puertas no solo a las nuevas ideas, sino a toda persona con independencia de su etnia, nivel socioeconómico o cultura de origen.

Hace falta una educación que refleje y refuerce los valores, prioridades y requerimientos de los nuevos tiempos, creando escuelas donde se cultive y florezca la creatividad humana y la memorización no sea la base del aprendizaje.

Los nuevos tiempos exigen, más que nunca, una formación integral y aprendizaje continuo. También el tender nexos a instituciones internacionales. Vivir la globalización.

Rector de CESCIJUC y Presidente del Consejo Doctoral Mexicano

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