Este lunes Inegi presentó la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) presenta esta semana las cifras de pobreza para 2016.

¿Qué tan confiables y comparables serán los datos para saber si México está haciendo frente a la pobreza de manera efectiva?

Muy poco. Inegi cambió la manera de aplicar los cuestionarios. Tanto así que por primera vez no se usará la ENIGH sino un modelo estadístico para estimar el ingreso. Lo más grave es que Sedesol realizó un operativo masivo con la “cartilla social” para inducir las respuestas a las preguntas que se usan para medir la pobreza.

Sedesol repartió las cartillas sociales a 9.5 millones de hogares. Se justificó como acto de transparencia.

Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, con la participación de 20 organizaciones civiles, organizó el Observatorio de Puntos Centinela, que presenta evidencia sobre la intención de maquillar las cifras. En el sitio cohesionsocial.mx hay un video y un boletín con los resultados (http://bit.ly/2wik7PW)

De acuerdo con este estudio cualitativo realizado en 56 municipios de 17 entidades federativas, más de mil beneficiarios de programas sociales de Sedesol refieren que la “Cartilla Social” tiene entre sus propósitos inducir las respuestas relacionadas con carencias e ingresos en los cuestionarios de Inegi.

La fuente de información para medir pobreza son datos que levanta el Inegi. Coneval únicamente procesa esos datos conforme a una metodología transparente. Coneval ha ganado confianza y credibilidad por su consistencia y transparencia.

Esta vez, Inegi y Coneval acordaron cambiar la información fuente para estimar el ingreso. Por primera vez no será la ENIGH porque ya no es comparable. Se ha generado un modelo estadístico para estimar ingreso comparable con años anteriores. Este modelo puede ser fuente de discusiones académicas interminables.

Pero es importante resaltar que además de debatir el efecto del modelo estadístico en el ingreso, las cifras se modifican también porque la forma de responder se ha inducido. Y eso también impide su comparabilidad. Y para ello no hay modelo estadístico que sirva.

Lo importante para la sociedad es evitar el triunfalismo político. No hay evidencia para demostrar que las mejoras en las carencias son recientes y menos aún que son el resultado de políticas públicas aplicadas por este gobierno. Mucho tuvo que ver la inducción de las respuestas con la cartilla. La mejora relativa del ingreso es mínima y ya no corresponde con la tendencia actual.

El triunfalismo político genera un doble efecto perverso. Por una parte, minimiza las condiciones de vulnerabilidad y la falta de vigencia de derechos sociales básicos para millones de personas. Por otra parte, reduce el cuestionamiento creciente a la política social que se ejecuta a través de más de 6,500 programas dispersos, en su mayoría paternalistas, clientelares y sin resultados.

Este doble efecto es inaceptable. El sentido original de la medición de la pobreza es contar con evidencia para mejorar las políticas. Maquillar las cifras para obtener “mejor calificación” como si fuera examen y bastara memorizar las respuestas es absurdo.

No podemos quedar atrapados en la discusión de la “pobreza” y menos de su medición. Se requiere cambiar de enfoque y de visión. Necesitamos un pacto que norme el conjunto de derechos sociales y económicos a ser efectivamente garantizados por el Estado como un “piso mínimo” de equidad para las personas.

Garantizar igualdad de oportunidades a todas las personas y eliminar privilegios. Eso sí cambiaría la pobreza en México.


Consultor internacional en programas sociales
@rghermosillo

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