Al menos en los últimos tres ciclos presidenciales, las correspondientes estrategias de seguridad han generado un alto interés ciudadano. Mucho se debate acerca de sus contenidos pero poco sobre sus principios, y muy poco sobre aquellos que pueden contribuir de manera decisiva a construir una estrategia de seguridad exitosa.

1. Problema soluble. Leoluca Orlando, cuatro veces Alcalde de la ciudad de Palermo, y Steven Pinker, profesor de la Universidad de Harvard, comparten la convicción de que la violencia criminal es un problema complejo y tremendamente difícil pero soluble.

Mientras que el primero es en gran medida responsable de que Palermo haya dejado de ser la capital de la mafia siciliana para transformarse en capital cultural italiana, el segundo muestra que cuando los líderes de países, ciudades y regiones concentran sus esfuerzos en reducir la violencia criminal con frecuencia lo logran.

Ante la profundidad y extensión de la inseguridad, no son menores los segmentos poblacionales ni pocas las zonas geográficas que parecen haber perdido toda esperanza de solución. Si aquellos que en pocos meses encabezarán los esfuerzos gubernamentales asumen y logran comunicar y contagiar esta convicción indeclinable de que es posible recuperar la seguridad y la pacificación del país, un primer gran paso se habrá dado.

2. El gran proyecto de la policía. Como institución, estructura organizacional y conjunto de funciones o actividades especializadas, es claro que la policía pasará por intensos procesos de revisión y reforma con el propósito de hacer más eficiente su desempeño.

A fin de optimizar los resultados de esos procesos, no estaría de más tener en consideración aquello que Foucault consideraba como uno de los pendientes de nuestra modernidad y que desde el siglo XVII representa la esencia del gran proyecto de la policía: el crecimiento de las fuerzas del Estado en condiciones tales que se preserva el orden público, se promueven las actividades de mercado y se fortalecen las capacidades del propio Estado.

Este gran proyecto de la policía es uno de los pendientes más relevantes para la seguridad y pacificación de nuestro país.

3. Piedras en contra del propio tejado. Toda estrategia debe contar con una certeza mínima de arranque: cualesquiera que sean sus objetivos y medios para alcanzarlos, al menos debe garantizar que no agravará o profundizará la situación que pretende atender y resolver.

Parecería obvio, y lo es, sin embargo, la historia reciente de nuestro país ilustra con nitidez que con la pretensión de atacar la violencia criminal se tomaron una serie de decisiones de política pública que en solo cinco años llevaron de 8 a 23 la tasa anual de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. Las intenciones seguramente fueron las mejores pero los resultados fueron más que adversos.

Sin esta elemental precaución, diría el añoso profesor Bunge, se corre el riesgo de tirar piedras en contra del propio tejado.

Titular de la Unidad de Información para la Seguridad Pública de la CNS

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