periodismo.investigacion@eluniversal.com.mx

Fragmentos de una piel sin asolear asoman de su blusita de tirantes. El color de ese lienzo que le recubre el cuerpo es igual de pálido en su generoso busto, en las manos y sus mejillas redondas que se antojan lisas al tacto, sin una sola gota de maquillaje. María Fernanda, de 20 años, habla como si quisiera dar un beso en cada oración y, en ese juego personal de sensualidad aparentemente no premeditado, se describe como una diosa egipcia: “Sejmet tiene cabeza de león, mi signo es leo y mi personalidad es totalmente felina”, dice con voz carrasposa.

Mafufu Sejmet, como la conocen en la web, brinda servicios sexuales a través de una cámara de computadora para centenares de clientes que mes con mes se dan cita en su perfil de myfreecam.com. Si la quieren ver jugar con un dildo, ella lo hace; si quieren verla desnuda o en posición de perrito, ella no tiene ningún inconveniente y posa con sonrisas pícaras. Si el usuario quiere verla en ropa interior o masturbándose, Mafufu está siempre dispuesta a complacerlo por una tarifa estimada de tokens, la moneda electrónica de intercambio (servicio-pago) que circula en la plataforma.

Pero, ¿si el cliente únicamente quiere platicar o verla beber vino? ¿Si lo que quiere es sólo un momento de acompañamiento virtual? Mafufu responderá: “Obvio, por eso estoy aquí”.

No es una trabajadora sexual convencional. Ni siquiera pueden alcanzarla más allá de una imagen HD. Ella es una acompañante en línea con quien se puede platicar horas en el chat, a quien se le puede pedir que se convierta en el objeto de culto mejor guardado en la imaginación. Es una especie de escort virtual que cobra por momentos de pasión, sin que puedan tocarla. Desde su departamento, que ha bautizado como Casa Sejmet, deja que el lente de una cámara indiscreta la grabe con las piernas abiertas mientras se quita los calzoncillos.

Conoció la plataforma para trabajar de webcam model por recomendación de una amiga que vive en Estados Unidos. Celma le mostró la página y Mafufu aprendió a utilizarla y a ganar dinero en ella. En el país vecino y en Europa es común el consumo de sitios web en los que camgirls como cameraboys realizan shows a través de transmisiones en vivo y sus seguidores les otorgan propinas generosas por hacer lo que les piden. La gatita Sejmet lleva un año de experiencia en el ámbito y representa la mayor parte de su ingreso mensual, incluso el total si no vende alguno de sus cuadros.

Cuando Mafufu llegó de Playa del Carmen a vivir a la Ciudad de México lo hizo por cuenta propia, sin dinero en el bolsillo y queriendo estudiar arte. Se obligó a entender y a dominar plataformas como myfreecam.com, que sólo transmite mujeres, chaturbate.com y cam4.com, donde pueden grabarse ambos sexos y transgéneros. Con jornadas laborales no mayores a cinco horas, comenzó a percibir 8 mil pesos quincenales, con los que pudo pagar gastos de habitación, esparcimiento y comida.

¿Sexo real por internet?

La tendencia webcam surgió a principios de la década de los 90 con el auge de internet, pero se consolidó en 2014, cuando sitios gigantescos intervinieron como mediadores entre modelos y consumidores. Para Mafufu, ser webcam “es espectacular, una forma fácil de ganar dinero”, que también la divierte porque, afirma, puede ser ella misma: “Lo que aprecian [los clientes] de ti es que seas auténtica, que no finjas ser otra persona”.

En su perfil de internet se puede apreciar un menú a la carta, como en cualquier restaurante. Así funciona.

Las entradas: platicar sobre su día, mostrar los senos y desnudarse.

Platillos fuertes: cumplir fetiches con los pies, verla comer o tocar la armónica, mirarla beber alcohol, “gatear por el piso del baño” y “pintar con las nalgas”.

Y de postre: el privado. La sesión de tú a tú con el cliente es la meta de cualquier webcam model, ahí se le cobra al usuario un token por segundo. El valor estimado por cada token es de 0.5 dólares, lo que convierte ese espacio en un juego continuo para que el cliente esté satisfecho y permanezca la mayor parte del tiempo en el privado. Así es como Mafufu gana más dinero. La temática del privado puede ser o no sexual. “Hay personas que me dicen: ‘Te traje a este privado porque necesito consejos, mi matrimonio está mal, mi esposa no quiere tener sexo conmigo’, por lo que ese privado se convierte en café y consejos”.

La necesidad de interacción con las modelos es inevitable, el gusto por saber más sobre ellas: qué leen, sus pasatiempos y a qué se dedican fuera de internet; los usuarios también buscan ser escuchados o simplemente ser vistos, puesto que Mafufu no ve al cliente, a menos que él o ella pague para activar esa modalidad.

Con sonrisa guasona, la joven describe sus promociones: “Abro la cámara por 30 tokens, pero si traes puesta ropa de mujer, es gratis”. Ella también tiene manías: le gustan los hombres bajo prendas de dama. Se divierte con sus usuarios, le parecen “tiernos”.

¿Y México? Bloqueado

La mayoría de sus seguidores son de lugares lejanos: Inglaterra, Alemania, EU, Francia y Australia, también ha encontrado asiáticos de intercambio en otros países, se comunica con ellos en inglés, idioma predominante.

En la plataforma en la que Mafufu trabaja se puede incomunicar a usuarios, si llegan a molestarla de cualquier manera. También puede bloquear países enteros: lo ha hecho con México, “porque no pagan”. Así encontró una medida de seguridad y logró ahorrarse molestos mensajes de gente que quiere salir con ella. “La mayoría de los latinos están acostumbrados a ver pornografía gratuita o no tienen tarjeta de crédito”. Por ello, sus seguidores rondan los 35 y 55 años.

El método de pago es quincenal, tiene una cuenta vinculada con payoneer, que es un facilitador financiero para pagos exclusivos en internet. Ellos mandan una tarjeta de débito a Casa Sejmet y Mafufu puede cobrar en el banco los tokens que acumuló en
15 días. Para ello no pide asesoría fiscal ni paga impuestos.

Pinceladas polifacéticas

Tres gatitas alborozan sus semblantes felinos cuando hay visitas en Casa Sejmet. A Mafufu le gusta llamar así su hogar porque siempre busca hacer talleres, reuniones, exposiciones en su departamento, que tiene una habitación, cocina pequeña, una sala ínfima con baño al fondo, paredes tapizadas de pinturas (varios autorretratos) y series cargadas de agresiva melancolía, que reflejan su polifacética personalidad.

María Fernanda lleva tres años de estudio en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. Es pintora. “Cuando llego a grabar en myfreecam.com todos me dicen: ‘Ya llegó mi pintora favorita’”.

Por mucho tiempo temió que su mamá, quien aún vive en Playa del Carmen, se enterara de la forma en que se gana la vida, le daba miedo que buscara su nombre en internet y aparecieran un montón de páginas. Hace un mes que rompió el silencio y le contó la verdad. Con impulso materno, le hizo preguntas a Mafufu sobre su seguridad, a lo que ella contestó que en la plataforma en la que trabaja tienen protegidas a las modelos, no hay manera de rastrear su IP (número que identifica una interfaz en red) y bloquea a quienes la molestan.

A partir de entonces, Mafufu habla abiertamente en sus redes sociales acerca de su oficio. Pero aquí no todo es hedonismo puro. En las plataformas de sexting hay reglas que prohíben incitar al incesto o pedofilia, nunca puede aparecer una persona ajena o que no esté registrada en la plataforma, porque el registro amerita una serie de controles para descartar que la persona esté siendo obligada a grabarse, lo que pretende prevenir la explotación y la trata.

Escuela del sexo

Mafufu quiere hacer escuela. Un estudio donde cualquier persona que quiera dedicarse al cameo pueda hacerlo. Tiene un sueño inquieto: que Wikipedia la reconozca como la precursora de la cultura webcam en México, y hace un trabajo arduo para conseguirlo: ha impartido cuatro talleres. El más reciente, “¿Cómo ser un webcam model?”, fue en julio pasado, asistieron 13 personas y EL UNIVERSAL presenció el coaching de Mafufu. Entre los interesados había actores, pintores, antropólogos y abogados. Todos con mirada atenta sobre quien es, hasta ahora, una gurú en el escort virtual.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses