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Un joven normalista que el 26 de septiembre de 2014 había sido herido de bala en la mandíbula por policías municipales que presuntamente trabajaban para el crimen organizado, fue llevado por sus compañeros a un hospital de Iguala.

En la primera hora del 27 de septiembre, varios estudiantes llegaron al hospital Cristina con la idea de salvar la vida del normalista herido, pero al pedir auxilio dos enfermeras les negaron el servicio y se retiraron del lugar porque les dijeron que “no querían tener problemas”, evocó uno de los normalistas que se acogió, en calidad de víctima, al sistema de testigos protegidos de la Procuraduría General de la República (PGR).

“En ese momento [aproximadamente a la 1:00 horas del 27 de septiembre] el compañero que se encontraba herido de la mandíbula escribió en su celular textualmente: ‘Sáquenme de aquí, que me estoy muriendo’”, se lee en la declaración del muchacho consignada en la versión pública de la averiguación previa de la Procuraduría General de la República, que fue obtenida mediante la solicitud número 0001700276914.

Minutos después, los jóvenes vieron pasar frente al hospital a elementos del Ejército, quienes tocaron la puerta. “En compañía de varios compañeros nos percatamos que transitaba enfrente de la citada clínica personal del Ejército. En ese momento decidimos abrirles la clínica para que nos auxiliaran. Cuando entró el personal militar llegaron apuntándonos, y uno de ellos, el cual portaba gorra, casco, al parecer era el mando, mencionó lo siguiente: ‘Ustedes son los ayotzinapos: así como tienen huevos para hacer su desmadre, ahora ténganlos para enfrentarlos’”, se asienta en el documento.

Y prosigue: “En ese momento un compañero normalista le solicitó ayuda al militar a cargo, mencionando que necesitábamos llevar y atender al compañero herido a un hospital, por lo que la respuesta fue negar el auxilio, mencionando: ‘Ustedes pónganse donde está la sala’. Por tal motivo el personal militar nos ordenó que colocáramos todas nuestras pertenencias sobre una mesa que se encontraba en el centro de una sala pequeña”.

Los militares los revisaron pasa saber si estaban armados.

Otro testimonio de un normalista testigo protegido coincide con la narración anterior. En su declaración también mencionó que escuchó una oración que hacía referencia a los genitales: “Respondiéndome que así como teníamos huevos para hacer nuestros desmadres, que así tuviéramos huevos para enfrentarnos con esos cabrones, y en ese momento escuché que daban instrucciones de que si nos movíamos, nos matarían”, mencionó el muchacho. Él también dijo que los militares los revisaron.

“[Nos dijeron] que vaciáramos nuestras pertenencias y comenzaron a interrogarnos de qué había pasado, pero nosotros pedimos ayuda para nuestro compañero que estaba herido, pero ellos seguían ignorándonos, hasta que habrán pasado unos 10 minutos cuando se fueron los militares y nos dijeron que iban a mandar una ambulancia, pero que nosotros ya nos fuéramos de ahí, por lo que corrimos como una calle y media y encontramos a los demás compañeros”.

Según cuenta el primer testigo, después de que los militares les tomaron fotos y les dijeron que la clínica era propiedad privada, ahí se quedaron el joven herido de bala, dos compañeros normalistas y un maestro que estaba esa noche con ellos.

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