El 22 de julio de 2011, Carlos Heriberto Guzmán fue detenido en flagrancia cuando amenazaba a Rosa Elvira y a María Luisa, madre y hermana de Rosa Amelia Panza Quilli, una de los 72 migrantes asesinados en San Fernando, luego de que éstas pidieran ayuda para localizarla porque llevaba un año desaparecida en México.

Aunque este “coyote” tenía demandas desde 2001, siguió operando y en julio de 2010 se llevó a Rosa Amelia rumbo a EU por 11 mil dólares, y pese a que la ley en Ecuador dice que cuando el tráfico de personas desemboca en la muerte del migrante la pena es de 16 años de prisión, a él se le sentenció a ocho, de los cuales ya lleva cuatro.

Rosa Amelia fue identificada en la masacre de San Fernando en agosto de 2011, pero el gobierno de México, concretamente la PGR, traspapeló su expediente y envió sus restos a la fosa común. Fue hasta enero de 2012 que su cuerpo fue exhumado y enviado en cenizas a su familia, en Gualalcay, provincia del Azuay. Por la revictimización de la familia ningún funcionario mexicano ha sido sancionado.

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