Como lo habíamos comentado en el artículo anterior, el fin último del Plan Nacional de Desarrollo (PND), es incorporar a la mayoría de la población a los beneficios del desarrollo y lograr el bienestar tan largamente anhelado. Para ello, la nueva planeación proyectada, asume que, desde principios de los años 80 del siglo pasado, el crecimiento económico de México, ha estado por debajo de los requerimientos de su población, además de que ha sido disparejo por regiones y por sectores sociales.

En dicha disparidad, el sur del país ha padecido un decrecimiento real, lo cual contrasta no sólo con el norte, sino particularmente con los grandes consorcios. Los beneficios han quedado en unas cuantas manos, debido a la política fiscal: exenciones, créditos y deducciones injustificadas que dan cuenta de la corrupción que imperó durante décadas, en donde la población más afectada ha sido la clase media, las menos favorecidas y vulnerables (ingresos por debajo de la línea de bienestar), así como las pequeñas y medianas empresas, lo que produjo un estancamiento del mercado interno.

En el contexto anterior, el Ejecutivo Federal ha decidido terminar con las condonaciones fiscales, de tal suerte que pague más quien gane más, lo que permitirá no incrementar impuestos ni los precios de los combustibles. Asimismo, ha planteado alentar las inversiones bajo un marco jurídico de transparencia, impulsar la reactivación económica y lograr que la economía crezca a tasas aceptables, a partir del fortalecimiento del mercado interno, la recuperación salarial y una estrategia de creación masiva de empleos productivos, permanentes y bien remunerados.

La política de desarrollo económico beneficiará a los diversos sectores, entre los que se encuentra el turístico y todos los que ahí participan: los trabajadores, las micro, pequeñas y medianas empresas, los grandes inversionistas y, las regiones que por años estuvieron olvidadas.

Es decir, la “ley del embudo” que imperó en el sector turismo, hoy se sustituirá por la del equilibrio; se impulsará el comercio justo, la economía social y solidaria; así como diversas acciones de inclusión financiera y crediticia.

Los proyectos regionales más importantes previstos en el PND, son el Tren Maya y el Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec. El primero, es un proyecto de infraestructura, desarrollo socioeconómico y turismo que beneficiará a los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo e interconectará las principales ciudades y sitios turísticos de la Península de Yucatán.

En el segundo proyecto, el objetivo es impulsar el crecimiento de la economía regional con pleno respeto a la historia, la cultura y las tradiciones del Istmo oaxaqueño y veracruzano. Su eje será el Corredor Multimodal Interoceánico, que aprovechará la posición del Istmo para competir en los mercados mundiales de movilización de mercancías, a través del uso combinado de transportes, de ahí que el PND contempla que en los 76 municipios oaxaqueños y veracruzanos involucrados se disminuya el IVA y el ISR y, se ofrezca combustible a precios reducidos.

El sector turístico crecerá a la par del desarrollo social, de la infraestructura urbana, de los servicios educativos, de la capacitación, de la vivienda, de la movilidad e infraestructura para la investigación y el desarrollo tecnológico. En otras palabras, se trata de que los privilegios no sean para unos cuantos, de que los grandes polos de desarrollo no signifiquen un insulto para las mayorías ni se construyan en detrimento de su bienestar.

Crear empleos, impulsar el desarrollo sostenible, proteger el medio ambiente y propiciar el ordenamiento territorial de las regiones, será una estrategia integral que caminará junto con el plan de seguridad y pacificación.

El turismo en sus diferentes modalidades, tiene un futuro alentador para quienes de manera honesta y ética quieran invertir independientemente del tamaño de sus capitales. Los estados de la República y la Ciudad de México, tienen un gran potencial turístico en su gente, en sus recursos naturales y en el patrimonio cultural, histórico, gastronómico y arquitectónico que nos distingue entre las naciones. Hoy, el nuevo paradigma es que el sector turístico crezca y se desarrolle, beneficiando a todas las mexicanas y mexicanos.

El PND propuesto por el presidente cumple con los fines del Proyecto Nacional contenidos en la Constitución y con las aspiraciones de la sociedad porque antes y por encima de cualquier interés personal o de grupo, privilegia el legítimo interés del pueblo de México, la ley, la transparencia, la honestidad y el bien común.


Activista social y titular del Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX.

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