Mientras que las declaraciones del próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, el lunes 2 de julio en la primera rueda de prensa daban buenas señales, como lo comentamos hace 14 días, en el plano comercial las declaraciones de Graciela Márquez, futura secretaria de Economía al Financial Times han ido en sentido contrario y, lejos de generar confianza, provocan dudas y alientan la incertidumbre.

Márquez señaló que el gobierno mexicano está con la voluntad de llegar a un acuerdo con relación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aun si se tratara de un TLCAN 1.5 en lugar de un TLCAN 2.0, incluso insistió en que había voluntad para aprobar un acuerdo no tan completo y no descartó la posibilidad de uno bilateral en caso de que fuese imposible sacar el trilateral.

Lo más desconcertante de las declaraciones es que parecía que México se estaba plegando a la postura de la administración Trump, quien ha buscado negociar por separado con ambos países, prefiriendo pactar arreglos con México ante la reiterada negativa canadiense.

Por otra parte, quedaba la duda de si hablaba a nombre del actual o del futuro gobierno mexicano; sin embargo, el embajador en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez, nos despejó la duda el martes pasado, al declarar a pregunta expresa que las renegociaciones cerrarán antes de que concluya el año, y que la posición de los tres países es concluirlas lo más pronto posible. Es decir, pareciera ser que hay coincidencia entre el gobierno saliente y entrante en alcanzar pronto un arreglo.

Al dar a conocer el lunes pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) su actualización de las Perspectivas de la economía mundial (WEO) al referirse a México, señaló que los aspectos que le preocupan son las tensiones comerciales, la prolongada incertidumbre alrededor de las renegociaciones del TLCAN y la agenda política del nuevo gobierno.

Lo anterior es una alerta importante a tomar en cuenta sobre todo después de que el FMI advirtió que la Reserva Federal restringirá la política monetaria con más rapidez de lo previsto —espera dos alzas más en la tasa de fondos federales para el resto del año y tres más en 2019—, dado el “vigoroso nivel de empleo y avance de la inflación” en Estados Unidos (EU), por lo que un mayor número de países podrían sentir presiones más agudas.

Se identifica a México entre los países emergentes que han elevado sus tasas de interés en respuesta a la inflación y a las presiones cambiarias, pero en nuestro caso ha estado más vinculada a la incertidumbre del TLCAN, por lo que se comprendería que se quisiera aclarar el panorama.

Sin embargo, el FMI advierte que el riesgo más grave para el crecimiento mundial es que las tensiones comerciales se recrudezcan a consecuencia de que la mayor demanda de EU ocasionará una elevación de su déficit de cuenta corriente, exacerbando las fricciones comerciales, que ya se están presentando por las represalias implementadas por parte de China, la Unión Europea, los socios del TLCAN y Japón, entre otros, lo que incrementará la probabilidad de una escalada de restricciones comerciales a través de medidas arancelarias y no arancelarias.

Lo que preocupa con un TLCAN 1.5 es que una mayor flexibilización de la posición del próximo gobierno mexicano, pudiera trastocar proyectos de inversión en el largo plazo, a cambio de que se asegure una transición sexenal más tersa.

No se supieron detalles de la pasada reunión que sostuvieron los equipos de AMLO y Trump el viernes pasado, por lo que continuaremos con la duda de si comparten visiones del comercio exterior.

La escalada proteccionista es preocupante para el FMI, no sólo porque afecta la confianza de los negocios y de los mercados financieros, dañando la inversión y el comercio; sino porque la creciente incertidumbre lesiona las inversiones, mientras que las más elevadas barreras comerciales, harían menos disponibles los bienes comerciales, romperían la cadena mundial de suministro y reducirían la difusión de nuevas tecnologías, y así bajarían la productividad.

Trasladada esta preocupación al caso de México, un cambio drástico en el TLCAN como lo quiere la administración Trump, podría afectar severamente a varias industrias orientadas al sector exportador, entre ellas a la automotriz, por lo que se reducirían sensiblemente las proyecciones de crecimiento para los próximos años, en tanto se abren nuevos mercados y se consolida el mercado interno.

Addendum. Si usted pensaba que el mundo maniqueo de los buenos y los malos había concluido el 1 de julio, pronto los AMLO-fílicos y los AMLO-fóbicos nos demostraron que no. Por ejemplo, los primeros niegan que su líder esté a favor de la Ley de Seguridad Interior, cuando el Proyecto de Nación 2018-2024, presentado en noviembre de 2017, consideraba que era necesaria su aprobación (p. 69); por el contrario, los segundos se siguen oponiendo rotundamente a que el salario mínimo tenga un alza significativa, alarmando con las presiones inflacionarias.

Catedrático de la EST-IPN
Email: pabloail@yahoo.com.mx

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