La aparición de los candidatos independientes a distintos cargos para las próximas elecciones, no es más que un ejemplo más del hartazgo de la sociedad mexicana de una clase política que le ha quitado más de lo que le ha dado, o al menos, así lo entienden millones de personas.

Después de cerrar el proceso de revisión de solicitudes, el Instituto Nacional Electoral (INE) confirmó que hay 48 de estos personajes en busca de ser candidatos independientes a la Presidencia. Y hay de todo, como nos hemos enterado en las últimas semanas, incluso de quienes formaron parte de la partidocracia y ahora buscan desligar su imagen de esas prácticas.

En principio, todos los que se propusieron no cumplirán con los requisitos que marca la ley, en este plazo de cuatro meses para recabar 866 mil 593 firmas en 17 entidades y con un mínimo de 1% del padrón de cada una, sin que repitan personas. Después será momento de analizar a quienes lo logren.

Lo que llama la atención, por su puesto, es que haya tanta gente que quiera gobernar este país o trabajar en busca de un cambio. En total fueron 286 aspirantes (48 a la Presidencia, 185 a diputado federal y 53 al Senado). Claro que hubo quien no cumplió o no completó el registro y esas cantidades bajaron. Más allá de esto, lo que también es importante es que quien tenga estas aspiraciones, tenga el conocimiento pleno de lo que significa gobernar, de las obligaciones y sacrificios.

No solamente es de tener ganas, no solamente se trata de levantar la mano y no tener el conocimiento adecuado de las áreas importantes para el desarrollo de México.

Me queda claro que éste ha sido un país cuyos funcionarios son todólogos, que un día pueden ser parte de una secretaría y al otro ocupan un cargo que no tiene nada que ver con lo que habían hecho en sus carreras políticas. Se van a áreas jurídicas o cualquier otro departamento. Eso es un mal histórico en nuestro país, porque los políticos piensan que no deben especializarse, lo que es un error.

Es necesario que haya personas que conozcan a la perfección el área que van a manejar para que no pierdan tiempo en el aprendizaje. Es cierto que los funcionarios públicos tienen maestrías o son graduados de universidades como Harvard, que tiene un currículum impresionante, pero en la práctica no ha resultado que sean todólogos.

Los independientes tienen que demostrar dos cosas antes que nada:

1.— Su capacidad política para convencer a la sociedad de que serán diferentes.

2.— Conocimiento general de lo que requiere un país; sabemos que se van a rodear de especialistas, pero un dirigente debe tener un conocimiento amplio.

Ya veremos en el camino, quiénes se quedan y, realmente, pueden contender contra los partidos políticos. Será difícil que pueda llegar a los puestos a los que aspiran aún cuando sea un personaje muy conocido.

Éste es un país que está empezando a despertar con el hartazgo de la clase política. Ésa puede ser un arma a favor de los independientes, pero no sin que demuestren que tienen capacidad, o estarán destinados al fracaso. Les recuerdo que este país es rico en todo y con gente realmente comprometida puede tener un gran desarrollo, pero sobre todo que sea parejo para todos los sectores de la sociedad. Esperemos que, para las elecciones de 2018, cambie el panorama de México y que todos, desde donde nos toque, seamos parte de un verdadero cambio.


Profesor

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