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B asta con una granizada o un aguacero para que el trabajo de meses se venga abajo y se pierda la cosecha, afirma Jorge Madrigal Becerril mientras se acomoda su sombrero de paja para taparse del sol.

Jorge es originario de San Miguel Topilejo, ubicado en la delegación Tlapan de la capital del país, con sus tres hijos y su esposa se dedica al cultivo de hortalizas, cilantro, espinaca, rábano, lechuga chícharos y avenas forrajeras. Comenta que el trabajo en el campo es muy difícil por todas las dificultades que hay que enfrentar: los altos costos de la semilla, las inclemencias del tiempo y encontrarles mercado a sus productos.

El hombre de 56 años muestra sus cultivos y explica cómo se surca la tierra para plantar las semillas de los rábanos, mientras Jorge observa los cultivos expresa “el trabajo del campo es muy pesado, llega una granizada y se acabó, se debe volver a sembrar para otra vez recuperarse, hay que aguantar las pérdidas que nos deja el granizo, porque no hay seguro, no se hace responsable de las pérdidas de granizo, nos llegan apoyar, a veces con mil pesos, son buenos pero no alcanza para lo que requerimos”, expresa.

En más de 20 años de vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC), Jorge dice que todo ha seguido igual en el campo mexicano, quizás un poco “más pobre” debido a que todos los materiales para la siembra, desde las semillas, fertilizantes y demás bioquímicos provienen de Estados Unidos, por lo que su precio está en dólares; más allá del incremento de los costos de los insumos considera que los pequeños productores quedaron “marginados” de los beneficios del acuerdo.

“Todo siguió igual para nosotros los pequeños productores y más los de la Ciudad de México, por la cantidad de terreno que tenemos no podemos competir con los grandes productores de Estados Unidos. Subieron las semillas, compramos a precio de dólar, y nos sale más caro”, dice.

Al recorrer los terrenos con la avena sembrada, Jorge lamenta que la mancha urbana esté terminando con las áreas de cultivo, destaca que ante los altos precios de producción y las bajas ganancias, muchos campesinos se ven obligados a vender sus terrenos. De cara a la renegociación del TLC llama a las autoridades a rescatar el campo mexicano.

“Rescaten al campo, en lugar de vender elotes vamos a vender lotes. Necesitamos que volteen a ver al campo y nos den mayores apoyos para ser competitivos”, destaca.

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