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René González Remigio tiene cuatro años y nació con parálisis cerebral espástica, por lo que no puede relajar sus músculos: los mantiene rígidos. Tiene también dificultades con el habla.

Sus padres, Marisol y René, asisten a Teletón Tlalnepantla desde que René cumplió un año. Tuvieron que esperar 12 meses para lograr un espacio en la institución.

Marisol valora el evidente progreso motriz de su hijo a través de cada una de las terapias que ha recibido, así como el acceso a las férulas y órtesis para sus piernas, que han sido indispensables para controlar la posición de los pies de René, que sin férulas tienden a arquearse hacia adentro y deformarse. Sus movimientos son involuntarios.

Marisol y René están preocupados porque las terapias que su hijo requiere han aumentado su costo y el cambio de prótesis —que también necesita— ya no es tan frecuente, “parece que las donaciones altruistas al Teletón han disminuido y esto ha repercutido, para nosotros en lo particular, en el número de terapias a las que mi hijo tenía acceso. Hasta el semestre pasado pagábamos 16 pesos por terapia; a partir de septiembre cuestan 35 pesos y René requiere cuatro de diferentes tipos, de 10 sesiones cada una.

“Él recibe terapia física, ocupacional y de lenguaje. Las consultas con los médicos también han elevado su costo: hace seis meses pagábamos 25 pesos por cita con los especialistas y ahora cuestan 55 pesos”, comenta Marisol, quien tiene otra hija en preparatoria. “Los gastos aumentan, pero la prioridad son mis hijos; la rehabilitación de René sería muy costosa y sería imposible acceder a ella con médicos particulares”.

René, comerciante y padre del menor, manifiesta su preocupación porque el área de prótesis se ha reducido. “Mi hijo no tiene acceso a nuevas prótesis como antes lo tenía, pero él sigue avanzando (...) Estoy muy contento y agradecido con esta institución, pero me gustaría que el costo de las terapias fuera más accesible. Traemos 300 pesos en la bolsa y después de pagarlas sólo nos alcanza para comer un poco, una torta, cualquier cosa.

“A muchos padres los han dado de baja porque no les alcanza para pagar las terapias. Al año podemos tener 16 faltas; si se sobrepasa esta cantidad se da de baja al paciente”, concluye Marisol, mientras acompaña a su hijo en la silla de ruedas para asistir a su próxima terapia del día.

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