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Phoenix, Arizona.— Dulce Matuz estudió Ingeniería Electrónica en la Universidad Estatal de Arizona y tomó conciencia de estar sin papeles justo en esa época: “Cuando estaba en el equipo de robótica, mi maestro me preguntó: ‘¿Prefieres ser deportada como ingeniera o como alguien que limpia casas?’. Eso lo tengo muy grabado. Prefiero que no haya deportaciones”, narra .

Reconocida en 2012 como una de los 100 más influyentes del mundo por la revista Time, por su activismo en favor de los llamados dreamers, recibió en septiembre la ciudadanía. “Una de mis razones es que siempre he querido votar”.

Matuz migró cuando tenía 15 años para reunirse con su madre. “Llegué un 4 de julio, casualmente fue esa fecha y tiene doble significado”. Es cofundadora de la Coalición del Dream Act en Arizona.

Con 11 años de experiencia como agente de bienes raíces, en 2013 abrió su empresa American Traditions Realty: “Fue por necesidad. Ayudas a la gente porque desafortunadamente los latinos siempre somos víctimas de fraude por falta de lenguaje”.

— ¿Qué representa que no ejerzas como ingeniera?

—Es un sueño frustrado hasta el día de hoy. Todavía pienso que voy a regresar a él, que tengo que practicarlo de la manera que en mi dicción cheque… el ser ingeniero para mí, cuando me lo identificaron, fue de que había que resolver problemas. Los ingenieros resolvemos los problemas del mundo. Entonces, de cierta manera sé que estamos resolviendo problemas en materia migratoria, practicando los problemas de ingeniería, el activismo, pero también me hubiese gustado tener la oportunidad de estar en Google, Facebook, high tech. Todo pasa por una razón.

“El activismo es una pasión que tengo dentro de mí y no la voy a cambiar”, afirma.

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