El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en México urgió a realizar inversiones estratégicas en los adolescentes y jóvenes, así como a la generación de oportunidades suficientes para este sector, de lo contrario el " bono demográfico" podría convertirse en un problema para el país. En 2015, sólo 13 programas de los 974 existentes estaban dirigidos a los jóvenes.
Al presentar el estudio "Gasto público social en adolescencia y juventud en México. Período 2010-2015", Arie Hoekman, representante del UNFPA en nuestro país, indicó que el aprovechamiento del "bono demográfico", que representan los adolescentes y jóvenes, requiere de inversiones estratégicas, puesto que se ha demostrado que este grupo etario ha probado tener mayores rendimientos tanto en lo económico como en lo social, "permitiendo así un mejor aprovechamiento de los escasos recursos disponibles".
Para que las juventudes puedan desarrollar su pleno potencial, destacó, se les deben garantizar las condiciones que les permitan hacerlo, velar por el pleno ejercicio de sus derechos y promover una transición saludable hacia la vida adulta "para ello deben realizarse inversiones estratégicas dirigidas específicamente hacia este grupo poblacional".
"Este diálogo es urgente porque de no realizar inversiones estratégicas y al no generar las oportunidades suficientes, este "bono" puede convertirse en un problema para el país", advirtió.
Hoekman detalló que el UNFPA desarrolló una metodología para medir el nivel del gasto público social dirigido hacia la juventud, la cual es una herramienta para "nutrir el diálogo" sobre las políticas públicas destinadas a garantizar los derechos de los adolescentes y jóvenes. Entre los principales hallazgos del estudio se encontró que es difícil medir con exactitud el monto total de recursos que cada programa presupuestario destina al grupo de entre 12 y 29 años de edad.
El reporte señala que para 2015 se encontraron sólo 13 programas, de los 974 existentes, cuyo presupuesto total de más de 127 millones de pesos estaba destinado a mejorar la calidad la calidad de vida y el bienestar de los jóvenes.
Los programas presupuestados que atienden a este sector, en su mayoría están orientados a la educación, en 53%, y a la salud, 26%; mientras que el resto se reparte en funciones como protección social, 7%, vivienda y servicios a la comunidad 8%, y para el rubro de ciencia, tecnología e innovación, 3%.
El documento destaca que el gasto público social en adolescencia y juventud ha aumentado en los últimos años, pasando de un 2.6% del PIB en 2010 a un 2.9% en 2015; resalta que por cada joven se invierte un promedio de12 mil 365 pesos constantes al año del gasto público social.
Un reto adicional según el reporte, es la ubicación del presupuesto más allá del presupuesto federal, y es justo el momento de iniciar el trabajo en cada una de las entidades federativas para el rastreo de la información presupuestal; además de que representa un desafío aumentar aquellas inversiones claves que permitan contar con información desagregada, así como la publicación de datos cada vez más detallados sobre los grupos de población que se benefician con cada programa, incluyendo los montos asignados.
José Manuel Romero Coello, director general del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), consideró que esta primera aproximación es una herramienta que seguirá perfeccionándose y tomando vida para mejorar la calidad de vida de la juventud, y que hoy permite poner el acento en la necesaria continuidad de su reporte, seguimiento y análisis.
“La herramienta que se presenta da muchas pistas sobre el avance logrado hasta la fecha, pero también de los grandes huecos que aún existen y que deben convertirse en áreas de oportunidad para diseñar y ejecutar de manera más eficaz, puntual y articulada, políticas públicas en materia de juventud”, puntualizó.
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