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Tengo 18 años, estudio Ingeniería en Sistemas en la Universidad del Valle de México (UVM). No soy la clase de muchacho que encontrarías en un antro el fin de semana, aunque tampoco me preocupo demasiado por las tareas. Lo que sí es seguro es que llevaré mi Smartphone en la mano mientras veo alguna serie en Netflix o reviso las noticias del día.

Creo que la tecnología no siempre divide, sino que te pone en contacto con aquello que tienes lejos y te permite descubrir que el mundo que parece ser hostil, también puede ser maravilloso. Por eso, acepté escribir estas líneas sobre lo que nos preocupa.

Milenial. Un término que se escucha demasiado en estos últimos años, y con buen motivo, esta generación es la que tomará el control del mundo en los próximos años y se nos llega a temer por ser un tanto inmaduros y despreocupados del futuro.

Se nos considera egoístas, poco sociables y, en general, una de las generaciones menos preparadas para dirigir a la sociedad del futuro.

Y sí, tal vez una parte de los milenials lo sean, pero no todos. Unos cuantos sí llegan a pensar en que el mundo nos espera con las cosas en ‘bandeja de plata’, pero no necesariamente es nuestra culpa: el mundo estaba tan avanzado cuando llegamos, y se ha vuelto más fácil y simple junto con nosotros creciendo.

Nuestra forma de pensar es diferente. Tal vez seamos los primeros en estar pegados en el celular buscando monstruos con nuestro teléfono, pero también nuestra generación inició el movimiento Yo Soy 132. Somos una generación muy difícil de entender debido a que hemos crecido con una pantalla y la habilidad de conectarnos alrededor del mundo desde un inicio.

No parece que nos importe nuestro alrededor porque la idea de “alrededor” ha cambiado. Nuestro alrededor ya no es de aquí a la escuela, no es el municipio en el que vivimos, o el estado. Nuestro alrededor se volvió algo más extenso y global, es un mundo virtual que nos puede conectar con una persona que esté en otro estado, en otro país o al otro lado del mundo.

Ya no nos preocupa si a Doña Pelos le robaron los tamales. Nos importa lo que pasa en Siria, las elecciones de Estados Unidos, y sí, también nos importan las cosas banales. Pero, ¿a quién no?

No todos pensamos siempre en las prioridades del mundo. Y siendo la generación más inexperta es obvio que somos los que se distraen con esas cosas con facilidad.

Somos la generación del futuro, aquella que se va a encargar de darle forma al país del mañana, que va generar la tecnología futurista y que, espero yo, detenga la contaminación en el mundo.

Somos la generación que se va a encargar de arreglar los mil y un errores que dejaron las generaciones pasadas, y los que van a crear los errores para que la Generación Z arregle. Somos la generación de las frases raras salidas de internet y seguramente seguiremos así por un largo tiempo. Pero no por ser la generación incomprendida significa que seremos la que arruine todo.

Sabemos que la gente le teme a lo que no entiende, y el enorme miedo debe ser para esas generaciones pasadas lo que haremos del mundo.

Creo, que si esta generación fue bien educada por las anteriores, entonces, ¿qué hay que temer?

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