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Reconstruir el tejido social, fomentar la educación vista desde el deporte, la cultura, el arte y la tecnología, entre otros rubros, a través de una estrategia de integración de jóvenes de 15 y 16 años de diferentes niveles socioeconómicos, creencias religiosas y principios políticos, es tarea que impulsa Escuelas Ocurrentes en México como lo ha hecho en otros países, destaca José María del Corral, fundador y director de esa institución internacional.

Surgida de una iniciativa del papa Francisco cuando era ministro religioso en Buenos Aires, Argentina, con la finalidad de escuchar las problemáticas de los jóvenes y que participen en las soluciones, Escuelas Ocurrentes inicia en México un plan para impulsar acciones en ese marco, en el cual se propone un pacto nacional educativo que concrete un cambio profundo en beneficio no sólo de ese sector de la población, sino de toda la sociedad.

Con esa iniciativa se pretende en todos los países algo que vaya más allá de una reforma educativa, afirma en entrevista con EL UNIVERSAL, Del Corral.

Destaca que su organización, la cual tiene presencia en 190 países de los cinco continentes, considera como principio la necesidad de establecer una educación que recupere el sentido para los jóvenes, que tenga valores y no sólo conocimiento de materias como matemáticas, planteamiento fundamental ante el entorno de violencia, drogas o acceso al uso de armas.

¿La educación, en qué sentido se promueve?

—En el sentido de aprender a vivir, porque para ser ingeniero hace falta aprender a vivir, para ser un ministro de economía hace falta aprender a vivir o para ser enfermero. El Papa dice que estamos formando la cabeza con el lenguaje de la cabeza y nos hemos olvidado de formar el corazón, con el lenguaje del corazón, y las manos, con el lenguaje de las manos.

El papa Francisco lleva adelante una revolución educativa que integra la mente, el corazón y la mano. Los tres lenguajes humanos.

Esto es la antropología donde no hay discusión que valga, porque las reformas educativas son curitas, son parches, cambian para no cambiar. Hablamos de una educación con la que se haga un mundo integrado y en paz.

¿Qué se hará, cuál es la propuesta en el caso de México?

—En el caso concreto de México, una acción anterior a la que se impulsa hoy, es que se integraron más de 120 escuelas a una red que se conformó con las grandes empresas de tecnología el 13 de agosto de 2013. Se armó una plataforma que actualmente tiene 437 mil 200 escuelas y redes educativas, y muchas son escuelas de México, públicas, privadas y de distintas confesiones religiosas. En lo que trabajaremos ahora, como un segundo paso, es hacer, con las experiencias ciudadanas, un encuentro entre jóvenes de distintos niveles sociales y confesiones. Que puedan ellos vivir esta experiencia, primero contando sus problemas.

Nosotros no llegamos con una agenda o problemas predeterminados, sino que en cada lugar, lo que se hace, es que a través del arte, del deporte y tecnología se genere un espacio de encuentro donde los jóvenes sean capaces de exponer sobre la mesa los problemas reales que les preocupan. Lo segundo es que ellos votan por dos de los problemas expuestos. Eso es muy interesante debido a que para unos el problema puede ser la cuestión estudiantil, para otros la inseguridad, la fiesta, el alcohol, las drogas o el ciberbullying, como ha sucedido con este último en el caso de España.

¿Cuál sería el abc de la estrategia que desarrollará la fundación Escuelas Ocurrentes?

—Deportes, arte, tecnología, dibujo o música. No hablo de matemáticas, sino de una pelota de futbol o de un guante de box. No digo afuera los celulares, sino adentro, tecnología, pero bien usada, con valores. Esos pilares se desarrollan en cuatro líneas: la primera, concientizando, porque si no cambiamos la educación, no transformamos el mundo. ¿Cómo? Plantando olivos, los cuales significan el encuentro y la paz. ¿Cómo y a través de quién? De deportistas. Plantamos el martes aquí en México olivos con 50 campeones de box del mundo.

Segunda línea: haciendo escuela de ciudadanía. ¿Cómo? A través de esas experiencias de integración de jóvenes. Tercera línea: ayudando a otros proyectos y programas a potenciarlos, como lo hicimos con Las Maras en El Salvador, integrando jóvenes de La Mara 18 y la 13.

Cuarta línea: la tecnología. Armando esta red de todas las escuelas y haciendo ciudadanía virtual. Así trabaja Escuelas Ocurrentes en los 190 países.

¿Cuáles objetivos se pretende alcanzar al final?

—Hacer realidad la cultura del encuentro, lograr la unidad desde la diversidad, el pacto educativo a partir del compromiso de todos los actores sociales, que todos los jóvenes aprendan los valores de la convivencia y de la participación ciudadana para lograr un mundo integrado y en paz. Articular la tecnología con el deporte y arte para tener una educación real e integradora.

¿En qué parte de México se comenzará esa estrategia?

—En la Ciudad de México, pero estamos a disposición para que las comunidades educativas, de acuerdo a sus prioridades y el propio gobierno, nos pueda indicar donde crea conveniente empezar la propuesta.

¿Que encomienda dio el Papa?

—Que le diéramos prioridad a México, porque después de su visita en febrero pasado, ha visto a este país con una gran oportunidad. Y la recomendación particular que me hace es escuchar a los jóvenes. Dice el Papa que hay una oportunidad enorme para hacer este cambio. Me he reunido aquí con empresarios deportistas, con 50 boxeadores que se pusieron a disposición del proyecto. Y el próximo domingo, en el Estadio Azteca se sembrará un olivo, como lo ha hecho Lionel Messi en algunos momentos.

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