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La situación de los jóvenes en materia de empleo es cada vez más difícil, coinciden expertos y consultores, quienes advierten que la economía mexicana no está generando los suficientes trabajos calificados que requiere una persona con nivel universitario, al celebrarse el Día Internacional de la Juventud, decretado por la Organización de las Naciones Unidas.

“Hay poco empleo formal para gente egresada de la universidad, que ha optado por trabajar en áreas para las que no estudió o empleos que requieren menor nivel de calificación”, afirmó Blanca Heredia, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

La también coordinadora del Programa Interdisciplinario sobre Política y Prácticas Educativas (PIPE), destacó que entre tres y cuatro de cada 10 empleos que se generan, y que requieren de nivel universitario en México, los jóvenes no reúnen los requisitos solicitados por los empleadores.

“No tienen las habilidades suficientes como lectura, escritura, razonamiento matemático básico u otras habilidades, como trabajar en equipo, puntualidad y disciplina, o estudiaron la carrera equivocada para la que el mercado laboral está demandando”, expuso.

Uno de los hechos que reflejan esta realidad es que la tasa de desempleo en este sector es de 7.4%, casi el doble a la estimada a nivel nacional de 4.2%, subraya Jared Isaac Cortés Montes, gerente de Trade Marketing y Relaciones Públicas de Manpower Group.

Oferta laboral. A esta problemática se suma el que, históricamente, el mercado laboral ha segregado en mayor medida a la población juvenil.

Cifras del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) revelan que, para el primer trimestre de 2015, por cada 10 adultos desocupados existen 16 jóvenes en esa situación. Las mujeres están en mayor desventaja, ya que por cada adulta desocupada existen dos jóvenes en esa condición.

El consultor Cortés Montes señala que la falta de experiencia continúa como el factor más común para la contratación de personas entre los 18 y 29 años de edad, seguido por la falta de preparación, factores por los que no se debe culpar sólo a las universidades.

Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) precisan que durante el primer trimestre de 2015, los adolescentes de 15 a 19 años (8.6%) y los jóvenes de 20 a 24 (8.3%) tienen el mayor nivel de desocupación.

“Uno de los problemas que enfrenta la población joven al momento de buscar trabajo es la falta de experiencia laboral: 18.2% de los jóvenes desocupados no cuenta con esta preparación”, subraya el Inegi, en lo que coincide Manpower, empresa que se dedica al reclutamiento y terciarización de personal para puestos temporales o permanentes.

En la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014, se menciona que en México existen 29.9 millones de personas entre los 15 y 29 años de edad. De ellos, 36.8% son adolescentes de 15 a 19 años, uno de cada tres (34.1%) son jóvenes de 20 a 24 años y tres de cada 10 (29.1%) tienen de 25 a 29 años de edad.

Información de la ENADID 2014, indica que 7.1% de la población que trabaja, de 15 a 29 años, está subocupada: tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les permite.

De los jóvenes ocupados 61.1% tienen un empleo informal y se hace más notorio cuando su escolaridad es baja: 91.3% de los jóvenes que trabajan con primaria incompleta se encuentra en esta situación, mientras los que cuentan con estudios medio superior y superior es de sólo 44.2%.

“La vulnerabilidad de la población que se ocupa de manera informal se manifiesta de muchas maneras. Una de ellas es el ingreso que perciben por su trabajo: la proporción de jóvenes que se ocupan de manera informal y que reciben hasta un salario mínimo es de 18.2%; uno de cada tres (33.5%) recibe más de uno y hasta dos salarios mínimos; mientras que uno de cada seis (16.4%) no reciben remuneración”, expone el Inegi.

Jared Isaac Cortés Montes destaca que, además de la falta de experiencia, la mayoría de los jóvenes y también de los adultos no tienen el conocimiento óptimo de otro idioma, como es el inglés, o no cuentan con certificación, lo cual les daría mayor facilidad de conseguir un empleo.

Consideró que el panorama laboral para los jóvenes es más difícil y el desempleo es creciente debido al bono demográfico, aunque reconoció que pueden aprovechar el factor edad y las facilidades que tienen para el uso de la tecnología a diferencia de las personas de mayor edad.

Para Blanca Heredia, investigadora del CIDE, el principal problema en el país es que no se generan los suficientes empleos, “de nada servirá tener los mejores egresados de la universidad, si no tienen donde trabajar”.

Hay un desajuste muy fuerte entre egresados de las universidades y su relación con el empleo. “Una serie de brechas cuantitativas entre lo que produce la universidad y lo que demanda el mercado laboral”, explicó.

Recordó que una investigación del CIDE reveló que, entre 2005 y 2010, egresaron de educación superior 3.5 millones de personas, y en ese mismo periodo la economía mexicana genero 500 mil empleos que requerían ese nivel de escolaridad. “La brecha es gigantesca en términos cuantitativos”.

Expuso que se tiene un crecimiento económico raquítico y hay sectores de la economía que crecen más, pero son los que menos empleos demandan, “por esa razón tenemos tasas de empleo tan bajas, porque los motorcitos de la economía no logran jalar al resto de la economía y no generan empleos suficientes”.

Consideró que se producen más empleos en las empresas pequeñas y medianas, muchas de ellas, compañías informales que no requieren de universitarios egresados para funcionar.

Heredia destaca que ha disminuido la percepción salarial y, con tanta inflación, lo que gana un egresado de la universidad es lo mismo que recibía a mediados de los 90. “El bajo salario que reciben los egresados es síntoma de que hay una sobredemanda de universitarios”, señala.

Deficiencias. Otro problema, agregó Blanca Heredia, es que “los universitarios no tienen el tipo de competencias que se están demandando o el nivel que se necesita”.

En cuatro de cada 10 empleos los contratantes tienen dificultad para cubrir esas vacantes, porque los egresados de escuelas media y superior estudiaron otras cosas que ellos no necesitan, y también porque sus niveles de escritura, lectura y matemáticas son deficientes, así como sus habilidades emocionales (puntualidad, disciplina, capacidad para trabajar en equipo), explicó.

“El sistema educativo no hace un buen trabajo de formación de profesionales”, concluyó.

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