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La violencia contra reporteros en México se debe principalmente a la impunidad y la falta de voluntad política para resolver ese problema. Esa fue la conclusión que expresaron periodistas y activistas por la libertad de expresión que participaron en Washington, en una sesión organizada por el Wilson Center y la Oficina en Washington para América Latina (WOLA), en la que se quiso poner luz a uno de los más graves problemas que enfrenta México, con cifras escalofriantes.

“En México los periodistas estamos ejerciendo nuestra profesión en medio de un clima de impunidad y corrupción”, denunció Adela Navarro, directora de la revista de periodismo de investigación Zeta, de Tijuana, Baja California.

Afirma que México vive una “ausencia del Estado de derecho”, lo que da vía libre a que la violencia siga, puesto que existe la certeza de que nadie va a ser procesado ni perseguido por ataques contra la prensa.

“Vivimos en un país donde si matas a un periodistas no te van a meter en la cárcel. Ese es el mensaje que se les dice: ‘puedes matar a una periodista y lo vas a callar’”, sentenció.

Los participantes coincidieron en que el panorama es desalentador. “Es algo que se ha normalizado”, lamentó Azam Ahmed, jefe de Redacción de  The New York Times para México, Centroamérica y el Caribe.

Ismael Bojórquez, cofundador de RíoDoce, de Culiacán, Sinaloa, remarcó que “lo que hace más peligroso el ejercicio periodístico en la región es la narcopolítica: la perversión criminal de los políticos que echan mano del dinero sucio del narcotráfico para escalar posiciones”, remarcó.

“Voluntad política es la palabra mágica”, sentenció Ana Cristina Ruelas, directora de Artículo 19 para México y Centroamérica. Añadió: “Mientras no haya un reconocimiento real del problema y una política de Estado (…), no va a haber una reducción de las agresiones contra la prensa”. Hasta que eso no se produzca, “no habrá un punto final pronto”.

Advirtieron que las medidas que se están intentando aplicar para acabar con los crímenes, como el Mecanismo de Protección de Periodistas, no son suficientes.

“Hay más beneficiarios dentro del mecanismo, pero no han disminuido las agresiones porque no hay un combate a la impunidad”, opinó Ruelas sobre el tema.

La desconfianza en las medidas propuestas por el gobierno es enorme. “Los periodistas trabajamos en el desamparo, porque quienes tienen la obligación de protegernos son parte del problema”, afirmó Bojórquez.

La muerte de Javier Valdez hace poco más de un mes pudo significar un punto “de no retorno”, un momento que invitó a actuar.

Bojórquez, cofundador junto a Valdez de RíoDoce, aprovechó para quejarse de la falta de avances para la resolución de la muerte de su colega. “Han pasado 44 días del crimen y no sabemos absolutamente nada (...) Solamente nos dicen ‘estamos siguiendo la línea del narcotráfico’, pero eso no es una línea”, se quejó, argumentando que es una respuesta “muy general” y que, en lugar de eso, deberían seguir una “específica que conduzca a alguien”.

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