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De los 30 saqueadores de la Bodega Aurrera, solamente se pudieron detener a dos personas. Saúl Felipe Herrera y Marino Cruz Mejía, ambos se dijeron inocentes y argumentaron que sólo “pasaban por ahí”, explicación que no fue suficiente para el juez, quien los vinculo a proceso por el delito de robo en pandilla.

Los dos sujetos fueron detenidos por elementos de la policía capitalina justo cuando escapaban con lo robado. No se conocen, no son amigos y, a decir de ellos mismos, nunca habían conversado, sin embargo, bastó sólo un instante de caos y confusión para organizarse y entrar a saquear la tienda que reportó perdidas por varios cientos miles de pesos por lo robado.

“No se ocupa una reunión previa, que hubieran mantenido una relación de amistad o se hayan visto con anterioridad. El pacto criminal se hizo en el estacionamiento del lugar, se aprovecharon de la situación, intimidaron a los empleados y robaron, ese es un acto con dolo”, detalló el Ministerio Público al juez, quien a la postre falló contra los imputados.

Saúl Felipe se dijo comerciante y afirmó que vive justo frente al super mercado, en su defensa, dijo que fue detenido cuando había cerrado su local y se “asomó” a ver que pasaba en la Bodega Aurrera, pero no tuvo manera de comprobarlo. Su abogado defensor presentó el testimonio de su esposa y de un amigo de la familia para darle veracidad a sus dichos, pero ambos fueron desestimados por el juez, puesto que dijo que, al ser tan cercanos, podrían presentar un interés en lograr la liberación del imputado.

Marino Cruz llegó con un abogado particular, sin embargo, este no tuvo los argumentos necesarios para lograr liberar a su defendido.

Aunque se dijeron inocentes, ambos tenían antecedentes penales por violencia intrafamiliar y robo.

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