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Hace 24 años nació Aldo Miguel Hinojosa Mon- roy, el menor de dos hermanos; al año y medio de edad sufrió meningitis y el medicamento tan fuerte le afectó el sentido del oído, pero eso no le impidió abrirse camino en la vida.
Estudió la primaria en la asociación para sordos de Elvira Chong; luego estudió en el Conalep la carrera de Alimentos y Bebidas.
Su hobbie es ir al cine o pasar un rato con sus amigos, pero hoy su vista es de suma importancia para monitorear las 710 cámaras de vigilancia y, junto con su intérprete, hacen una excelente pareja para cooperar en la seguridad del estado de Morelos.
Pasó todos los controles de confianza, fue capacitado y contratado en el Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C-5); recibe el mismo trato que todos sus compañeros.
Ser sordomudo no le pone límites; al contrario, lo impulsa a seguir y hoy se siente orgulloso de ser un ciudadano productivo.
Yei Bee Cerecer López, director general del C-5, vio en Aldo, al igual que en otros cuatro de sus compañeros, una capacidad: el sentido de la vista más desarrollado. Por eso buscaron la forma de tenerlos ahí. Cerecer López acudió a Oaxaca, donde descubrió que todos los monitoristas son sordomudos.
En Morelos, Aldo vigila atento y si ve movimientos sospechosos de vehículos o personas de inmediato alerta a sus supervisores. No los pierde vista y si es necesario los encargados despachan una patrulla.
En los ocho meses que lleva en el C-5 no ha tenido ningún evento verídico. “Me llamo Aldo Miguel, trabajo moviendo cámaras. Lo que hago en C-5 es poner atención en el comportamiento de las personas, veo y cuido que no hagan cosas malas”, explica su intérprete.
Cuando le dijeron que había oportunidad de ingresar a trabajar al C-5 no lo podía creer; pensó que esas oportunidades estaban fuera del alcance los sordomudos.
Al respecto, Yei Bee Cerecer mencionó que en el C-5 son incluyentes y les dan oportunidad a ellos; se les aplican los mismos exámenes y se les pide puntualidad, como a todos. “Es un trato igual”.
