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Chilpancingo, Gro.— Por la “ruta de la muerte”, en Iguala, marcharon los padres de los 43 desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y develaron dos placas en memoria de los tres estudiantes asesinados hace un año por policías y narcotraficantes; además, colocaron dos ofrendas florales en sus cruces.

La advertencia: “¡No vamos a dejar el movimiento hasta que haya justicia!, ¡hasta que aparezcan los 43!”, gritaron en diferentes momentos los participantes de la manifestación que inició en la entrada de Iguala, recorrió la avenida Juan Álvarez hasta llegar a Periférico Norte, ambas vialidades, donde ocurrió la persecución y rapto de los desaparecidos y también los asesinatos.

Durante el recorrido, familiares, integrantes de organizaciones sociales adheridas a la Asamblea Nacional Popular (ANP), entre éstas, maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), estudiantes de las nueve normales rurales de la entidad y parientes de otros desaparecidos, fueron vigilados por efectivos de la Fuerza Estatal que resguardaron edificios públicos y una plaza que presuntamente pertenece al ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca.

El recorrido inició antes de las 13:00 horas y se realizó sin violencia. Entre las exigencias de los papás, que arribaron a Iguala luego de la movilización en la ciudad de México donde contaron con el respaldo de miles de personas, está que los expertos propuestos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se queden en el país al menos un año más hasta dar con el paradero de los 43 jóvenes.

Bertha Nava, mamá de Julio César Ramírez Nava, el joven normalista asesinado hace un año sobre el Periférico junto a Daniel Solís Gallardo, dijo antes de que fuera develada una placa para honrar la memoria de ambos: “Aquí no importa el dinero, lo que importa es el corazón, con esta rabia sigo luchando para buscar a los 43”.

La señora, que durante 12 meses ha participado en el movimiento que exige la presentación con vida de los 43 desaparecidos, anticipó a las autoridades: “Mi lucha no será en vano. Le dieron a mis tres muchachos, pero voy a seguir buscando a mis otros 43 hasta que haya justicia, ¡pase lo que pase!”.

Luego de tres horas los contingentes llegaron a la zona industrial, donde la mañana del 27 de septiembre de 2014 fue abandonado el cuerpo de Julio César Mondragón Fontes, cuya piel del rostro le fue arrancada. Allí, luego de condenar ese hecho que dejó huérfana a su hija, develaron una placa para que siempre fuera recordado. La marcha culminó con un mitin en la plaza de las Tres Garantías.

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