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En formación de ataque, los oradores del PAN, PT, Morena y PRD lanzan acusaciones. Dicen que el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) está incompleto por las mañas del PRI. Y hasta hay quien recurre al ideólogo más emblemático, Jesús Reyes Heroles, para descalificarlos.

La fecha pasa a la historia —19 de julio de 2017—, puesta en vigor del proceso; sin embargo, el Senado no pudo procesar los nombramientos y una modificación al artículo 102 de la Constitución para borrar el pase automático de titular de la Procuraduría General de la República a fiscal.

Una reforma constitucional, siete leyes, una iniciativa ciudadana célebre, la 3de3, todo un sistema para atacar el cáncer de la corrupción; esfuerzo titánico de dos legislaturas. En la fecha del estreno resulta que está incompleto. “¿De quién es la culpa?”, la tribuna de la Comisión Permanente del Congreso es la arena de este “debate pactado”. Rocío Nah- le, diputada de Morena, hace alarde de aplomo, seguridad en la expresión y la forma de su intervención es el fondo del mensaje, como diría Reyes Heroles.

La legisladora cita a su líder Andrés Manuel López Obrador, quien el 26 de junio de 2016 le dijo al Presidente: “Tome las riendas, dé la cara y limpie la casa para que entregue bien”.

Del PVEM, la diputada Sofía González dice que los acuerdos se realizan entre todos. Indica que si no ha habido consensos la responsabilidad es compartida. Aumenta la presión.

Miguel Barbosa (PT) avienta más leños: “La falta es del Senado y es del Poder Ejecutivo, que se vinculan mucho en este asunto”. Dice que en la Cámara Alta “todo se detuvo” por un conflicto electoral, pero todo se destraba y puede avanzar, “ahora que se anule Coahuila”.

El reparto de culpas sigue dirigidas, hasta ahora, para el PRI. El diputado Jesús Zambrano dice: “Un día de alegría y de satisfacción se vuelve lo contrario, motivo de preocupación y de indignación, porque el sistema está incompleto”.

Juan Carlos Romero Hicks (PAN), aspirante a la candidatura a la Presidencia, cita al priísta Reyes Heroles, sobre la fuerza de la política. Llama a los coordinadores a ocuparse en lo suyo: los consensos. “Hay dos tipos de políticos, los que explican y los que resuelven”, les señala.

Del tricolor, la senadora Diva Gastélum impone: “Barbosa, préstame atención”.

Dice: “Descalificar es un deporte y en ese afán no estoy de acuerdo, porque sería tirar a la basura más de 30 meses de trabajo”.

“Porquería hay en todos lados”, afirma, y menciona que antes del gobierno de Peña Nieto no habían empezado a reformar nada en materia anticorrupción. Pregunta: “¿A poco el grado de purificación es cuando el PRI no gobierna?”.

Insiste a sus colegas que si de parar la corrupción se trata, la clase política está de acuerdo en que esa voluntad “se haga en los bueyes de mi compadre”.

“¿Y por qué no nos ponemos de acuerdo?”, expone. Acusa: “Porque nos encantan las cuotas”. Y exige: “Digan la verdad, mentir también es corrupción”.

Declara: “A los que han venido a decir que son incorruptibles, resulta que recogen todo lo corrupto que se tira de otros partidos, pero tenemos que revisar a fondo esa limpieza de la que hablan”.

Fue la tarde en la que al PRI se le olvidó poner la otra mejilla y contestó.

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