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Mauricio Enrique Ortega Barba tiene 20 años y el 4 de junio será la primera vez que vote por un gobernador en el Estado de México. A él no lo convencieron los discursos ni las campañas, se escuchaban “lejanos”, comentó en entrevista. El problema de las campañas fue que los candidatos “no conectaron” con los jóvenes, coincidieron especialistas. No es que sean apáticos: los millennials no creen en los políticos.

Originario del municipio de Atizapán de Zaragoza, Mauricio es uno de los 3 millones 351 mil 913 jóvenes mexiquenses que tendrán entre 18 y 29 años en las elecciones del 4 de junio, según datos del Instituto Nacional Electoral (INE). Los jóvenes en este grupo de edad representan a 29% de los 11 millones 312 mil 917 ciudadanos en la lista nominal de electores.

El joven platicó que está convencido de votar porque piensa que es la única manera en que después podrá ejercer su derecho ciudadano de exigir un mejor gobierno. Ya decidió el nombre del candidato o candidata que tachará en la boleta electoral el domingo; su criterio fue que le pareció el más confiable de todos.

Para él, las prioridades del próximo gobernador se tienen que concentrar en el combate a la corrupción y la inseguridad, transparencia y rendición de cuentas.

“Por supuesto que voy a votar. Creo que más allá de que haya o no buenos candidatos es muy importante porque después no vas a poder exigirles si no votaste”, contó el estudiante de Economía.

“Fueron unas campañas fatales, con un par de excepciones. Más allá del partido, me interesa que el candidato sea claro, que refleje un poco de confianza”.

Roberto Duque Roquero, académico de la Facultad de Derecho de la UNAM y experto en Derecho Electoral, espera que los jóvenes participen en el proceso a pesar de que no fueron prioridad en las plataformas de los partidos.

Desempleo, delincuencia, violencia contra las mujeres, falta de oportunidades para estudiar e inseguridad son los principales problemas que les preocupan a los jóvenes mexiquenses, pero no aparecieron en las campañas electorales, coincidieron especialistas.

“Los partidos y los candidatos no han sido capaces de conectar con los sectores más jóvenes de la población, que son muy críticos y exigentes. La oferta política ha quedado a deber y por eso no son capaces de conquistar su participación y su voto”, consideró Duque Roquero.

En las tres últimas elecciones, los jóvenes de 18 a 29 años son los que han tenido los niveles de participación más bajos, sólo rebasados por el grupo de personas de entre 80 y 90 años, indica el Estudio comparativo sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2009, 2012 y 2015, del INE.

En 2009, los jóvenes de 18 y 19 años tuvieron una participación de 49.9%; los de entre 20 y 29 años, 42.43%. En 2012 votó 65.07% de quienes tenían 18 y 19 años, y 56.91% de los que tenían de 20 a 29.

En 2015, hasta las personas de 80 a 90 años participaron más que los jóvenes: 46.93% de quienes tenían 18 y 19 votaron, y sólo lo hizo 38.03% de quienes tenían entre 20 y 29 años. En los adultos mayores la participación fue de 48.50%.

María Marván Laborde, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y ex consejera del IFE, opinó que esta falta de participación no se debe necesariamente a la apatía de los millennials, nacidos entre 1980 y 2000, sino al desencanto que existe en esta población con respecto de los políticos y sus partidos, quienes están más interesados en sus clientelas que en los ciudadanos.

“El reto está en la necesidad de entender la forma en que las nuevas generaciones están viendo el mundo y entienden la política; lo lejanos que sienten a los partidos y a los políticos es un reto que debería preocuparles porque ahí están las posibilidades de nuevos electores.

“No creo que los millennials sean apáticos, tienen distintas formas de participar a través de las redes, y distintos intereses: no todos en la política. El bajo nivel de participación en la vida cívica mexicana es una constante histórica”, dijo.

Alejandra Ortega, licenciada en Comercio Internacional, tiene 24 años y trabaja en una empresa que se dedica a la logística y la transportación.

Va a votar por el candidato cuyas propuestas parezcan más afines a ella. “Siento que si no voto y algo sale mal, no voy a tener derecho de quejarme. Me basé primero en las propuestas: no creo mucho en los partidos, ninguno me gusta. Las campañas fueron puras cosas visuales y estarse atacando. No hay ninguno que me convenza al 100%”, dijo.

Los temas que le interesa que se resuelvan en su entidad están relacionados con transporte público, educación vial y combatir los feminicidios, un tema que no se abordó en las campañas más que de forma superficial, dijo. “Voy a votar porque es súper importante, es lo que puede decidir el futuro, cómo vivimos todos los días, y lo que pasa a tu alrededor. No sé por qué algunas personas no lo ven”.

Desairaron las redes sociales. El miércoles, EL UNIVERSAL publicó que los candidatos a la gubernatura del Estado de México también desaprovecharon el potencial de las redes sociales y desperdiciaron una oportunidad para acercarse a nuevos electores.

Para Ivonne Acuña, catedrática del departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, los candidatos intentaron entrar en las redes sociales a través de publicidad.

Lo que no calcularon es que los jóvenes usuarios de internet son públicos difíciles: críticos, con acceso a muchas más fuentes de información que los medios tradicionales, que exhibe a los políticos a través de publicaciones, burlas y memes, un campo en el cual la propaganda “cursi” no tiene espacio.

“No es suficiente. Tendría que haber campañas más elaboradas. Los jóvenes demandan más información, no solamente el spot que llama a los sentimientos y emociones, sino la campaña que da datos duros y explica cómo va a hacer todo lo que prometen”, explicó.

Estefanía del Rivero, asistente de producción de 26 años, reconoce que no siguió las campañas del Estado de México a pesar de ser originaria de Ecatepec, donde va a votar este domingo.

La impresión que tiene de los candidatos se le quedó por el pedacito del segundo debate que vio en la tele y por su presencia en las redes sociales, a las que ella está siempre conectada.

La razón que la empujó definitivamente a votar por un candidato, fue su propuesta con respecto a la seguridad. Fanny, como le dicen sus amigos, tuvo que mudarse de la casa de su mamá en Ecatepec porque la inseguridad era insoportable. Cuando se le pide que defina a los candidatos en una palabra, utilizó: “Igual que todos, equis, AMLO, invisible”.

“Con el que me identifiqué más no estuve siguiendo su campaña, pero en Facebook y en las redes me llegaron más noticias y por él me decidí”, platica.

“Me gustó el discurso que manejó en los videos y en las respuestas de Facebook que daba. Me latió porque parecía que es como barrio. Eso me llamó. Para mí las redes son muy importantes, tiene mucho que ver cómo decidí votar. Para mí es buscar al menos peor”.

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