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Los vidrios polarizados de la camioneta de Jesús Vázquez fueron su peor enemigo. Es un joven mexicano de 22 años, que se encontraba en un Centro de Detención en El Paso, Texas.

Fue detenido a finales de febrero por la Policía Estatal de Texas, que lo acusó de violentar la ley vehicular al traer los vidrios de la camioneta demasiado oscuros. No portaba, al momento de su detención, con ninguna identificación. Eso dio pie a que fuera puesto a disposición del personal de Inmigración y Aduana de Estados Unidos.

Jesús Vázquez fue llevado a Estados Unidos de forma ilegal cuando apenas pasaba los siete años de edad.

A los 17 años, Jesús se convirtió en padre de familia. Dejó los estudios para trabajar en la construcción de bardas para mantener a esa nueva familia que acababa de integrar. Se daba tiempo incluso para jugar futbol en al menos tres equipos.

No cuenta con récord criminal. De hecho tiene cero multas de tránsito.

Acudió al consulado de México en El Paso a sacar su acta de nacimiento para casarse. No pudo obtener la matrícula consular —según su madre María Maturino— por falta de una identificación oficial.

El abogado Carlos Spector, presidente de la organización Mexicanos en el Exilio, tomó el caso de Jesús.

El consulado de México en El Paso ofreció también a la familia un abogado y sin pago alguno. La idea era ayudarlo.

Las autoridades del consulado que encabeza Marcos Bucio visitan a Jesús en el Centro de Detención y al menos tienen tres líneas de defensa: alegar que no cuenta con récord criminal; que por estar en edad para estudiar, puede someterse al programa de Acción Diferida (Dreamer) y que tiene casi 15 años viviendo en El Paso.

El pasado jueves Jesús Vázquez tuvo la audiencia. Su abogado, Carlos Spector, comentó a EL UNIVERSAL que ante los alegatos de que Vázquez no cuenta con récord criminal en El Paso, tiene una hija nacida en esa ciudad estadounidense y ha demostrado ser un buen muchacho, el juez le fijó una fianza de 2 mil 500 dólares.

Jesús Vázquez pudo abandonar, en consecuencia, el Centro de Detención Migratoria este viernes.

Buenos muchachos. Ricardo Andrade y Juan López son dos mexicanos que alcanzaron a obtener su residencia legal en El Paso antes de que Donald Trump llegara a la presidencia de Estados Unidos.

Juegan futbol en los equipos Fanáticos, Benfica y Roma, en los cuales también participa Jesús Vázquez en sus ratos libres y por ello dan fe de su buen comportamiento.

“Conocemos muy bien a Jesús, nos conocemos desde chiquitos y puedo decir que es un buen muchacho, nunca se ha metido en problemas y menos desde que se convirtió en papá”, relata Ricardo Andrade, quien trabaja en la construcción en El Paso.

Andrade se casó y es padre ahora de una niña de apenas dos años. Logró obtener su residencia legal hace un año.

“Tuve suerte y con eso me siento un poco tranquilo hoy de andar en la calle, porque el caso de mucha gente que no tiene papeles es que no quiere ni siquiera salir a la calle, a la tienda, nada, viven con temor. Cuando terminan los partidos de futbol ya ni siquiera nos quedamos a cotorrear, porque todos quieren regresar a su casa lo más rápido que se pueda”, explica con cierta angustia.

Juan López juega en los mismos tres equipos de futbol y conoce el caso de Jesús Vázquez. También es un residente legal.

Relata que varios de sus amigos viven en la incertidumbre acerca de su futuro, pues salen de casa y no saben si regresan porque pueden ser detenidos por agentes de migración.

“La gente ya no quiere salir. Te paran hasta porque traes las llantas un poco bajas, por cualquier cosa”, dice Juan López, antes de cortar la plática.

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