Policías estatales y federales impidieron el paso a normalistas de Ayotzinapa y padres de los 43 estudiantes desaparecidos de esa escuela, quienes se dirigían a una protesta en Chilpancingo; tras el “encapsulamiento de manifestantes”, estos se enfrentaron con los uniformados.

El saldo de la refriega, que duró aproximadamente una hora con 15 minutos, fue de seis lesionados: cuatro policías estatales por pedradas y dos normalistas descalabrados por las balas de goma que emplearon los elementos de la Fuerza Estatal.

Los hechos ocurrieron en el túnel del libramiento a Tixtla, minutos antes de las 11:00 horas. Policías Militares, quienes llegaron casi al final del enfrentamiento, formaron un retén.

Gases lacrimógenos y pimienta contaminaron el aire; piedras, toletazos, escudos golpeando en el piso; gritos, estruendos de bombas molotov y otros artefactos explosivos resonaban en el asfalto.

Los estudiantes de Ayotzinapa, apoyados por otros, pertenecientes a normales de varias partes del país, lanzaron bombas dentro del túnel —les impidieron el paso antes de entrar—, los policías respondían con balas de goma que salían de pistolas de metal.

Los padres de los normalistas desaparecidos sí dialogaron con los policías, les decían que iban a una protesta; respaldarían otras actividades.

En Chilpancingo, una fracción de maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación Guerrero (CETEG) protestaron en el Tribunal Electoral del Estado y quemaron propaganda electoral del Partido Revolucionario Institucional. El comandante Eduardo “N” les dijo que podían pasar.

Explicó que había libre tránsito, que podían pasar, pero que tenían el aviso de que en los siete autobuses que se trasladaban a la capital, portaban artefactos explosivos, los cuales por seguridad no se les permitían introducir, pero finalmente la responsabilidad se la pasó al comandante Alberto Gómez, el mando de la Policía Estatal, quien insistió en revisar las bolsas que portaban los manifestantes, pero éstos se negaron.

Eran las 11:20 cuando aún no se llegaba a ningún acuerdo, los normalistas y padres de familia, portando los retratos con los nombres de sus hijos se replegaron, unos 50 jóvenes con los rostros cubiertos treparon a la superficie del túnel y lanzaron piedras contra los policías estatales.

Minutos antes, un autobús de pasajeros que se dirigía a Chilpancingo de Tixtla fue golpeado por los policías estatales. Les lanzaron balas de goma en los vidrios y piedras, algunos normalistas dijeron que estos acontecimientos se produjeron porque los confundieron con ellos.

Luego de unos 40 minutos de choque, llegaron elementos de la Policía Militar, quienes colocaron un retén aproximadamente a un kilómetro de donde ocurrieron los hechos.

En este punto había al menos 15 autobuses que transportaban a los policías estacionados; se encontraban más de diez patrullas del Ejército e incluso una ambulancia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Los normalistas, por el número de autobuses que estaban ahí, eran alrededor de 400.

Casi paralelo a esos hechos, también en Tixtla sobre la carretera federal que conduce de Chilpancingo a Tlapa, a la altura del arco de la Normal Rural de Ayotzinapa, padres de familia de los desaparecidos junto con integrantes del Movimiento Magisterial de Tixtla colocaron un bloqueo intermitente cada 10 minutos.

Dos kilómetros atrás, policías ministeriales y estatales colocaron un retén en el punto conocido como la presa “El Molino”, allí bajaban a los pasajeros de las combis que se dirigen de Tixtla por la carretera federal y revisaban bolsas; incluso bajaban a quienes tenían apariencia de estudiantes.

La Policía Militar realizó un retén para evitar que los automóviles que se dirigían hacia Tixtla pudieran pasar, mientras que una ambulancia de la Secretaría de Protección Civil acudió a la carretera de cuota para atender a cuatro policías estatales, a uno le entablillaron el pie izquierdo, otro de nombre Raúl García Pérez fue atendido de una lesión en la cabeza.

Tanto los padres de los 43 como los normalistas, algunos de otros estados del país, se regresaron a la Normal Rural de Ayotzinapa.

Los policías, algunos aún eran atendidos por una ambulancia de Protección Civil, se replegaron del área minutos después de las 13:00 horas. Pero la vigilancia militar continuó.

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