Phoenix.— El centro de convenciones está rodeado. De un lado, la gente blanca, se forman y portan orgullosos sus banderas estadounidenses para entrar a la reunión.

Del otro, bajo la banqueta, rodeada de policías, la gente de piel morena grita consignas en contra de quien los insultó.

La presentación de Donald Trump, precandidato a la presidencia de Estados Unidos, del lado del Partido Republicano, despertó a la comunidad latina, que no perdió la oportunidad para manifestarse.

“Y la Selección Mexicana debe de enterarse de esto, de lo difícil que es para la gente de aquí, que los irá a apoyar en el juego, sobrevivir en esta región”, señaló uno de los manifestantes.

Carlos García, dirigente del movimiento Puente Arizona, espera que las voces sean escuchadas hasta donde está el Tri, que se encuentra concentrado a dos cuadras de la protesta.

“Es importante que la gente de futbol conozca la historia de estas personas. Que quienes los van a ver al estadio en realidad sufren y por eso cuando ellos vienen, se relajan, se alegran, es un escape para ellos”, dijo.

En Phoenix gobierna el comisario Joe Arpaio, famoso por su odio contra la comunidad latina, al ser precusor de una ley “que permite a la policía pararte en la calle sólo por el color de tu piel y, si no tienes papeles, te pueden arrestar”.

—¿Es verdad que la migra espera fuera de los estadios a los latinos?

—No tanto, pero es muy cierto que la gente regresa a sus casas con unas cervecitas encima y por eso son detenidos, espero que la gente de la Selección Nacional se entere de esto. Ellos los utilizan para desestresarse, porque aquí somos cazados como animales, comentó.

La presencia de Trump despertó a la comunidad, que no deja de gritar, “este señor ha hablado muy mal de nosotros, nos hace daño al criminalizarnos, pero en Arizona esto no es nuevo. Nuestra comunidad ha sido abusaba desde hace tiempo”.

—¿Aprovechó que la Selección Mexicana está aquí, para hacer más ruido?

—Este señor busca la publicidad a donde vaya. Esta aquí... y a las personas que están apoyándolo, son racistas igual que él.

La gente blanca sigue avanzado, la morena protestando. Hay algunos que se detienen a discutir, ante la vigilancia atenta de la policía que ha rodeado el lugar, que lo ha copado por si hay algún problema fuerte.

Porfirio Enríquez es de los que más grita y se enfrenta a una señora que viste una camiseta con los colores de la bandera de los Estados Unidos.

“Gente como ésta piensa que los mexicanos somos criminales. No es verdad… No todos. No todos. Ellos tienen hijos que son criminales, y son más. No saben de lo que están hablando”, grita a todo pulmón.

—¿Donald Trump tiene muchos seguidores en Arizona?

—Sí, lamentablemente sí. Es algo triste, aquí ganará, no sé en otras ciudades, pero aquí sí.

Es difícil, “hacer una vida aquí. Ellos me dicen que me vaya a México… ¿Cómo me voy a ir si nací aquí? Esta gente es imbécil. Sólo quieren correr a esta gente”.

Porfirio es hijo de don Juan, quien llegó a esta país, en 1952 e hizo una compañía de reparación doméstica que ahora él maneja con su hermano.

No tiene hijos, “pero tengo sobrinos que son gente de bien. Uno es abogado, otro doctor, otro jala con nosotros, todos estudiaron, son gente de bien”.

Dentro, Donald Trump trata de ganar simpatizantes. Fuera, la gente se pelea por defender ideas, quieren que sus quejas se escuchen, y quizá, al empresario le llegue algo del movimiento en su contra y quizá, la Selección Nacional Mexicana también se entere del dolor de la gente que vive en esta ciudad.

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