El juez Sergio Moro condenó al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a nueve años y medio de cárcel, por su implicación en la red de corrupción que operó en Petrobras.

Moro es responsable de las investigaciones sobre la colosal trama corrupta destapada en el seno de la petrolera estatal, quien encontró a Lula culpable de los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero.

El juez nació hace 43 años en la ciudad paranaense de Maringá, y allí se licenció en derecho en 1966 y se convirtió en juez en 1996. Doctor y profesor universitario, completó su formación en la prestigiosa Harvard.

"Es un magistrado técnicamente preparado, con una capacidad de trabajo extraordinaria y experiencia en procesos de gran magnitud", contó a la AFP Antonio Bochenek, presidente de la Asociación de Jueces Federales.

Fascinado por descifrar los caminos del dinero sucio, al astro de la justicia brasileña siempre le deslumbró la histórica operación 'Mani Pulite' [manos limpias], que desarticuló una compleja red de corrupción en la Italia de los 90.

Como una profecía, el juez esbozaba en un articulo del 2004 sobre esa operación la arquitectura del caso que le lanzaría a la fama una década después, defendiendo la estrategia de las confesiones premiadas de delatores o las filtraciones a la prensa, una potente arma con la que ha jugado la Operación Lava Jato (Lava coches) desde sus inicios.

"Moro instituyó la prisión preventiva como regla, cuando en cualquier país civilizado es la excepción", criticó el abogado Antonio Carlos de Almeida, defensor de varios implicados en el fraude de la petrolera estatal.

El magistrado entrenó su olfato en el caso Banestado, donde fueron condenadas 97 personas implicadas en una trama de lavado de dinero. Entre ellas, un tal Alberto Youssef.

Posteriormente asesoraría a una ministra del Supremo en el juicio del 'Mensalao', el primer gran escándalo de corrupción que sacudió al Partido de los Trabajadores.

lsm

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