Por el único “delito” de intentar publicar la verdad, ser periodista en Guatemala y en Honduras es estar en una línea de muerte.

Los datos oficiales son contundentes en ambas naciones, que están entre las más violentas del mundo y, con El Salvador, forman el peligroso Triángulo Norte de Centroamérica: 91% de los 69 homicidios de periodistas ocurridos en Honduras de 2001 a 2017 está protegido por el manto de la impunidad, mientras que 38 comunicadores fueron asesinados de 2000 a 2017 en Guatemala y sus casos siguen sin castigo para los culpables. Guatemala arrastra 18 asesinatos de periodistas de marzo de 2013 a mayo de este año.

Las bajas mortales de periodistas en esos dos países ocurren sin atraer la atención mundial que acaparan las que suceden en México, Colombia, Argentina o Brasil. Los datos de Guatemala y de Honduras fueron suministrados a EL UNIVERSAL por el (no estatal) Centro de Reportes Informativos sobre Guatemala (CERIGUA), una agencia noticiosa en la que funciona un observatorio sobre periodistas y mantiene un conteo preciso de las muertes, y por el (estatal) Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (CONADEH).

Las mafias del narcotráfico internacional y las organizaciones locales de la delincuencia organizada han sido señaladas reiteradamente como brazos ejecutores de los homicidios de comunicadores en los dos países, aunque también hay sospechas del involucramiento de poderosos caciques políticos y de empresarios.

Un informe que el hondureño Roberto Herrera Cáceres, jerarca del CONADEH, remitió este mes al Congreso Nacional de ese país (parlamento unicameral) mostró que “del seguimiento brindado” por sus delegaciones regionales “se constató que de las 69 personas ligadas a los medios de comunicación que perdieron la vida en circunstancias violentas” y en el “cumplimiento de su deber” desde 2001, solo seis tienen sentencia, “lo que indica que 91% de los casos se encuentran en la impunidad”. Al pedir el “cese de la represión” en contra de los periodistas y de los medios de comunicación, aseguró que esos hechos son “atentados contra su independencia”.

En 14 de los 18 departamentos (estados) de Honduras se ha registrado “la muerte violenta de una o más personas ligadas a los medios de comunicación”, puntualizó. CONADEH señaló que 26 de los asesinatos —que representan 38%— ocurrieron de 2014 a 2017. Entre los 26 hay reporteros, fotógrafos, camarógrafos, comunicadores sociales y dueños de medios de comunicación y sólo en dos “las autoridades dieron con los responsables del crimen”, lamentó.

“Proteger a los periodistas es una necesidad impostergable”, advirtió la periodista guatemalteca Ileana Alamilla, directora de CERIGUA. “Los propietarios de los medios no se pueden desatender de esta realidad. Deben apoyar a sus colaboradores para que puedan sortear los riesgos o enfrentarlos en mejores condiciones. La seguridad de los periodistas debe ser asumida como la seguridad de los medios”, afirmó en un reporte internacional.

Reporteros Sin Fronteras (RSF), una organización mundial que se dedica al constante monitoreo sobre la situación de los periodistas, ubicó a Guatemala en el puesto 118 de 180 países evaluados y aseguró que ese país continúa “minado” por la violencia del crimen organizado y por la impunidad, lo que convierte el trabajo de los comunicadores en “muy peligroso”.

“Los reporteros padecen amenazas y agresiones cuando denuncian casos de corrupción en los que están implicados políticos y gobernantes; Guatemala aún se encuentra entre los países más peligrosos del continente para prensa, ya que a menudo se registran asesinatos de periodistas”, reiteró.

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