“Promover la paz en el mundo”. Tal fue el mensaje con el que se quedó el presidente estadounidense Donald Trump de su reunión en el Vaticano con el papa Francisco, con quien sus diferencias de opinión son conocidas. Al término del encuentro, Trump partió a Bruselas, donde hoy sostendrá una “minicumbre” sobre la lucha antiterrorista en la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

“Dejo el Vaticano más decidido que nunca a perseguir la PAZ en nuestro mundo”, tuiteó Trump tras intercambiar con Francisco “puntos de vista” sobre “la promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso”, según la Santa Sede.

Acompañado de su esposa Melania, vestida de negro y mantilla, un sonriente mandatario estadounidense estrechó la mano del Pontífice en la biblioteca de las suntuosas salas del palacio apostólico, antes de conversar a solas con él en el estudio privado del Papa.

Sin embargo, lo más comentado del encuentro, y que se volvió viral en las redes, fueron las fotos en las que mientras Trump mostraba una amplia sonrisa, el Papa apenas sonrió ligeramente. Una vez terminada la reunión privada, Francisco se mostró más relajado.

Durante el esperado encuentro, el Vaticano informó que se manifestó “satisfacción” por “el compromiso común en favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia”, y se pidió además “una colaboración serena” incluso en campos como la “asistencia a los inmigrantes”.

La expectación sobre este encuentro era alta. “Gracias, gracias. No olvidaré lo que me ha dicho”, aseguró Trump al Papa. Atrás quedaron, al menos por ayer, los reclamos públicos de Trump al Papa, a quien llegó a tachar, siendo candidato a la Casa Blanca, de ser un “peón” en el debate migratorio, después de que Francisco señalara que “una persona que sólo piensa en la construcción de muros, dondequiera que se encuentren, y no en la construcción de puentes, no es cristiano”. El magnate dijo entonces que era “vergonzoso que un líder religioso cuestione la fe de alguien”.

En contraste, la condena al aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, son algunos de los llamados “valores no negociables” para la Iglesia católica con los que Trump concuerda con particular ahínco.

La audiencia privada duró una media hora, el tiempo promedio concedido por el Papa a los mandatarios, tras lo cual Trump presentó a la delegación que lo acompañaba, entre ellos su hija Ivanka, también de negro pero sin mantilla.

El encuentro, fijado tras meses de especulaciones sobre reticencias de Trump, tuvo lugar muy temprano, debido a que Francisco debía presidir dos horas más tarde la tradicional audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro ante miles de peregrinos de todo el mundo.

El mandatario y el primer Pontífice de origen latinoamericano defienden modelos económicos y sociales opuestos, y han chocado no sólo en el tema del muro, sino en general en el trato a los migrantes, a pobres, las relaciones con el mundo islámico o la estrategia en Medio Oriente. Según el secretario estadounidense de Estado, Rex Tillerson, también se habló de cambio climático y el secretario de Estado vaticano llamó a Trump a no abandonar al Acuerdo climático de París. Tillerson afirmó que el mandatario “no ha tomado una decisión definitiva” al respecto.

En lo que fue visto como un mensaje directo, el Papa le regaló a Trump un emblemático texto suyo sobre la paz titulado “La no violencia, estilo de una política para la paz”, escrito con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz 2017, con la esperanza de que sea “un instrumento de paz”, aseguró. “Bueno, lo leeré”, respondió el estadounidense.

El jerarca le regaló además una escultura de un olivo y le dijo a través del intérprete que el objeto simbolizaba la paz. “Se lo regalo para que sea un instrumento de la paz”, señaló el Papa. Trump respondió: “Necesitamos paz”.

Por su parte, el mandatario estadounidense obsequió al Papa una serie de libros de Martin Luther King, defensor de los derechos civiles para los afroestadounidenses, entre ellos uno firmado por el renombrado activista.

Tras la visita, Trump y su comitiva partieron hacia Bruselas, adonde llegaron por la tarde.

El magnate dedicó su primera jornada en la capital belga, a la que en el pasado llamó “nido de ratas”, a asuntos bilaterales, mantuvo un encuentro con el premier belga Charles Michel, que calificó la plática de “cordial, respetuosa y sin tabúes” y en el que Trump se refirió al “horrible, impensable” atentado del lunes en Manchester, Reino Unido.

Posteriormente fue recibido por la realeza encabezada por el rey Felipe.

Hoy tiene previsto reunirse con el presidente del Consejo Europea, Donald Tusk, y el jefe del Ejecutivo comunitario Jean Claude Juncker. Luego tiene una comida con el presidente francés Emmanuel Macron, con quien mantiene diferencias.

El “plato fuerte” en Bruselas será la reunión de la OTAN, a la que EU reclama sumarse a la coalición internacional que lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI), algo que los países de la alianza habrían ya acordado hacer, pero deben confirmar hoy en la mini cumbre, según dijo una fuente diplomática. En la coalición contra los yihadistas en Siria e Irak participan ya los 28 países miembros de la alianza, pero a nivel individual. Con información de Inder Bugarin, corresponsal

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