Más de 20 personas murieron en ataques de las Fuerzas Aéreas turcas contra posiciones kurdas en el norte de Siria e Irak, informó ayer el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Estados Unidos se quejó ante el gobierno de Turquía, señalando que estos bombardeos “dañan” los esfuerzos multilaterales contra los terroristas.

La aviación turca bombardeó a la milicia kurda YPG (Unidades de Protección Popular), aliada de Estados Unidos, y al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado como una organización terrorista por Turquía y otros países.

Washington condenó duramente el ataque. “Estamos profundamente preocupados de que Turquía lanzara ataques aéreos hoy en el norte de Siria y de Irak sin la coordinación apropiada, ni con Estados Unidos ni con la coalición en general, y hemos expresado esas preocupaciones al gobierno de Turquía”, dijo a los periodistas Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado.

Las autoridades estadounidenses también instaron a Ankara a coordinar todas las acciones militares con sus aliados, algo que definieron como necesario para la seguridad de las fuerzas de la coalición.

En los ataques lanzados en el noreste de Siria murieron 15 combatientes del YPG y tres trabajadores de un centro médico. La milicia kurda es la principal aliada de Occidente en Siria en la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI). El YPG controla gran parte de la frontera con Turquía en el norte de Siria pero el gobierno de Ankara lo considera una subsidiaria del PKK y también lo combate.

En tanto, cinco combatientes kurdos peshmerga murieron en ataques áereos turcos contra el PKK en las montañas de Sincar, en el norte de Irak, informó un comandante kurdo.

El Estado Mayor turco cifró en al menos 70 los muertos del YPG en los bombardeos, 40 de ellos “en las montañas de Sincar [Irak] y unos 30 en la región de Karachok, en el noroeste de Siria”.

El gobierno iraquí también condenó el bombardeo turco en su territorio. Bagdad ve estos ataques como actos que “afectan negativamente los esfuerzos de Irak y la comunidad internacional en la guerra contra el terrorismo”, señaló el portavoz gubernamental Saad al Hadithi. Turquía exige a Bagdad hacer más esfuerzos para desembarazarse del PKK.

En tanto, el presidente estadounidense Donald Trump dijo a los embajadores de los países miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) que el futuro del presidente sirio Bashar al-Assad “no será un factor determinante” en las negociaciones para poner fin a la guerra, relató ayer un enviado ruso.

Trump, quien ha calificado a Al-Assad de “carnicero”, dijo que corresponde al pueblo sirio decidir sobre su futuro, durante un almuerzo de trabajo en la Casa Blanca realizado el lunes con la participación de los 15 embajadores que integran el Consejo de Seguridad, dijo el encargado de negocios ruso Petr Iliichev.

En contraste, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan insistió en que no puede haber solución al conflicto sirio mientras Al-Assad permanezca en el poder. “Al-Assad no es el camino para una potencial solución en Siria”, dijo Erdogan a Reuters en una entrevista en el palacio presidencial en Ankara. “Siria debería ser liberada de Al-Assad para que pueda haber una solución”, agregó.

Al-Assad “ha atacado a su pueblo con tanques, cañones, bombas de barril, armas químicas”, agrehó el líder turco, quien aseguró que su par ruso, Vladimir Putin, le dijo que no tiene un compromiso personal con Al-Assad. “Erdogan, no me malinterpretes. No soy un defensor de Al-Assad, no soy abogado. Eso fue lo que dijo. Putin me dijo eso”, señaló Erdogan.

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