Por primera vez en décadas la Casa Blanca albergará, a partir de hoy, a un presidente que representa un riesgo para la estabilidad de México y las relaciones bilaterales, alerta el centro de estudios estadounidense Atlantic Council.

“Estamos entrando en un momento de enorme turbulencia, incertidumbre y potencialmente de inestabilidad en la relación”, dice a EL UNIVERSAL Peter Schechter, director para América Latina del Atlantic Council. “Si Trump rasga el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), habla de deportar un millón de mexicanos y construir una barrera que los mexicanos van a pagar para prevenir la entrada de sus criminales, yo creo que no habrá presidente mexicano que pueda resistir la ola de presión que acosaría a México para suspender una gran parte de su relación con Estados Unidos”.

Según el investigador, con el desembarque de Trump en Washington peligra un proyecto de tres décadas en el que México y EU decidieron depositar su suerte en la integración de Norteamérica. Afirma que el objetivo del gobierno estadounidense, hasta ahora, había sido tener un México cada vez más próspero, estable, moderno, maduro y con el que se puede llegar a una relación, incluso de dependencia tanto en lo político como en seguridad y comercio.

“La esencia del problema de las políticas del presidente entrante es que, aunque harán felices a muchos de sus votantes, tienen un efecto desestabilizador en México y empobrecedor, y es lo que no queremos en nuestra frontera del sur. Por primera vez podría darse el escenario de una frontera, de Texas a California, radicalizada y desestabilizada. El compromiso mexicano de echar su suerte con Norteamérica podría resquebrajarse, lo que sería inédito”, señala Schechter.

El impacto, advierte, no se limitaría a la relación bilateral. Las políticas de Trump son precursores para un cambio de rumbo político en México.

“Podría traer una victoria en México de partidos que predican distanciamiento con EU, distanciamiento de la apertura económica, de políticas que promuevan al sector privado. Esto podría causar una desestabilización con muy pocas ganancias para EU. Podría hacer feliz a un par de millones de habitantes a corto plazo pero, al mismo tiempo, [sería] un problema serio a largo plazo”.

“Estamos jugando con cosas serias, con el riesgo de comprometer una relación que ha beneficiado a todos: 1.5 billones de dólares cruzan el Río Bravo todos los días”, explica.

Para Schechter, si Trump abandona el TLCAN, los efectos económicos serían muy elevados, comenzando por EU, pues 28 de sus estados tienen a México como su primer o segundo socio comercial. “El TLCAN requiere modernizarse, pero el proceso debe darse en un ambiente que no sea hiriente ni negativo, y que resulte en el bienestar de los tres socios”.

Un cataclismo. Igual de devastadores serían los efectos de una deportación masiva, como la que prometió Trump a sus simpatizantes durante la contienda electoral. “Sería terrible para los latinos aquí y para la economía estadounidense, en donde fábricas y servicios dependen de trabajadores mexicanos. Sería un cataclismo.

“Sería otra cosa que un presidente mexicano no podría resistir políticamente. Un presidente mexicano no podría negociar de manera racional con un socio que está llevando a cabo una deportación masiva”, indica.

El analista sostiene que durante la era Trump el tono será tan importante como la sustancia para definir las relaciones bilaterales. Asimismo resalta que no puede desestimarse la respuesta mexicana, pues el país cuenta con herramientas de retaliación.

Indica que México puede dejar de cooperar en inteligencia, en términos de drogas y en el control de su frontera sur; incluso podría aplicar la fórmula del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien luego de abrir indiscriminadamente su frontera a la migración se convirtió en actor intocable de la Unión Europea (UE) y consiguió 20 mil millones de dólares. “Y México no sólo podría dejar pasar libremente personas”, concluye.

Google News

Noticias según tus intereses