Washington.— Si algo quedó claro durante la campaña electoral de Donald Trump es que su objetivo siempre ha sido hacer “America Great Again” (Estados Unidos grande de nuevo). Por eso, su agenda está plagada de acciones de carácter interno, de revisión y cambio de las políticas aplicadas en los últimos años, para adaptarlas a su visión del país.

El magnate no ha esperado a ocupar la Casa Blanca, desde su despacho en la Torre Trump trabaja en varios de sus objetivos centrales.

El autodenominado “candidato de ley y orden” se dio a conocer con una promesa polémica: el muro en la frontera con México para frenar el flujo de migración ilegal y el tráfico de droga que, según ha dicho, destroza a EU.

El presidente electo sigue convencido y dispuesto a cumplir esa promesa de campaña y ha dicho que uno de sus primeros objetivos será convencer al Congreso que le dé una partida presupuestaria para la construcción de la muralla, algo para lo que “no quiere esperar”. Su prisa es tal que está dispuesto a utilizar los impuestos de los contribuyentes estadounidenses, bajo la promesa de que México le reembolsará, algo que las autoridades mexicanas han descartado.

Además, para reforzar la seguridad y acabar con el crimen, ha prometido que redoblará el número de agentes policiales tanto en ciudades como en la frontera. Todo eso también implica una fuerte inversión.

La cruzada contra Obamacare. Otro de sus objetivos principales, y que de momento está dando sus primeros pasos, es la supresión y reemplazo de la reforma sanitaria, conocida como Obamacare.

Convertida en uno de los caballos de batalla favoritos de los republicanos contra la administración del presidente Barack Obama, Trump está dispuesto a desmantelarla con la máxima urgencia, a pesar del beneficio que representa para un amplio sector de la población estadounidense.

Trabajo, cueste a quien le cueste. “Empleo, empleo, empleo”. El otro mantra de Trump durante la campaña lo ha mantenido ocupado. En las últimas semanas, el magnate se ha congratulado de pactar con las grandes empresas automotrices Ford, Fiat-Chrysler y General Motors su intención de retirar sus plantas industriales de México para volver a EU.

Pero eso es sólo el inicio. El magnate ha prometido establecer una regulación para evitar que las compañías abandonen el país en busca de beneficios fiscales —prometió reducir la carga impositiva a las empresas— o reducción de costos de producción.

En ese sentido, y junto a sus aliados republicanos en el Congreso, el magnate presionará para que se legisle la simplificación fiscal que tanto pregonó: una reducción de los rangos impositivos que en un principio debería beneficiar a la clase media pero que, según muchos analistas, sólo será aprovechada por los más ricos.

El caso de los ciberataques. Este tema se ha mantenido en los titulares desde el día de las elecciones y Trump dice que está decidido a hacer alto al respecto. El magnate ha repetido en los últimos días que dará a su equipo de seguridad y defensa 90 días para que le presenten un plan de ciberseguridad para acabar con las amenazas en ese rubro que puedan afectar a Estados Unidos. Además, prometió modernizar el ejército.

También prometió que en las dos primeras semanas de su gobierno presentará su elección para cubrir la vacante que hay en el Tribunal Supremo tras la muerte del juez conservador Antonin Scalia hace casi un año, y que romperá el empate ideológico que se mantiene actualmente.

También entre sus prioridades está la inversión en infraestructura: ha prometido mil millones de dólares en una década.

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