Los combates entre las fuerzas gubernamentales sirias y facciones rebeldes e islámicas continuaron ayer en el valle del río Barada (Uadi Barada), que nutre de agua a Damasco, en medio de la tregua vigente desde el pasado 30 de diciembre en todo el país.

El portavoz insurgente Maamún Hach Musa, miembro de una de las facciones presentes en la zona, Suqur al Sham (Halcones del Levante), acusó a las autoridades de haber incumplido el pacto del cese de las hostilidades en el valle del Barada. “El régimen ha querido aprovechar el alto el fuego para progresar sobre el terreno y ha seguido con los bombardeos”, indicó.

Musa reveló que un grupo de vecinos del valle se trasladó ayer a un puesto de control de las autoridades y sus aliados con una propuesta, “pero los rusos la rechazaron”. Musa agregó que “tres delegaciones rusas intentaron entrar en el manantial de Ain al Fiya, e insistieron en que milicias armadas acompañaran a los equipos de mantenimiento que iban a reparar las instalaciones”, pero que los rebeldes manifestaron su oposición.

Desde hace 18 días, el suministro de agua está interrumpido en la capital, debido a la violencia en el valle del Barada, de lo que las autoridades y los insurgentes se acusan mutuamente.

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