Los lunes de noviembre se han convertido en un día especial en las escuelas españolas porque los alumnos, de seis a 18 años, no entregan las tareas escolares. Es una protesta de sus padres contra lo que consideran una carga de trabajo abusiva para los niños.

La huelga de tareas comenzó por impulso de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), que representa a 12 mil de los 18 mil centros públicos de enseñanza del país.

Los padres argumentan que — según el informe de educación PISA 2012, elaborado por la OCDE— España es el quinto país, de los 38 estudiados, con más tareas tras Rusia, Italia, Irlanda y Polonia (México ocupa el lugar 17). Cada alumno español tiene 6.5 horas semanales de labores en casa, frente a una media de 4.9. Para mayor disgusto de los padres, esa carga no se traduce en un mejor rendimiento del alumnado español, al que PISA otorga una puntuación mediocre.

José Luis Pazos, presidente de la CEAPA, explica que el objetivo de la protesta es “poner el debate sobre la mesa” y plantea que hay otras formas de aprender que son imposibilitadas por las tareas, como ir a museos o participar en actividades del barrio.

Camilo Jené es arquitecto y tiene tres hijos de 20, 17 y 14 años. Con ellos ha visto la progresión en los encargos de los profesores. “Cuando la pequeña tenía ocho años comenzó con una maestra que le ponía tarea para toda la tarde. Se acabó el parque”, cuenta en su casa de Tres Cantos, Madrid.

Jené argumenta que con tres horas de tareas diarias, como las que le encargan a su hija, “los niños no pueden tener vida propia. Ellos necesitan tiempo libre, y nosotros familiar”.

Los profesores discrepan del enfoque de la CEAPA. Sonia García Gómez, secretaria de comunicación del sindicato de profesores ANPE lo explica: “Así se incita a la insumisión y entrega un poder excesivo a los alumnos. Nosotros entendemos el malestar de algunos padres, pero esta iniciativa atenta contra la libertad de cátedra”

Los profesores apuestan por el diálogo en cada escuela cuando se detecte un exceso de tareas. “Podemos abrir el debate, pero las tareas nos parecen fundamentales porque afianzan lo aprendido y ayudan a que el alumno se planifique”, explica García.

Entre los padres también hay diferencias. Nuria Pérez, madre y coach en la web Sparks & Rockets, suscitó una polémica cuando en Facebook criticó la huelga. “Yo no estoy a favor de los deberes. Me parece que a menudo son excesivos y que la educación es anacrónica y necesita un cambio, pero no creo que la huelga sea la herramienta. A los niños se los presiona al colocarlos entre sus padres y los profesores: dos autoridades entre las que no tendrían que elegir. El problema se debe resolver con diálogo entre los adultos”.

Jené acepta que la situación puede ser difícil para los chicos. “A mi hija le supuso un dilema no llevar la tarea, claro. El primer día llegó al instituto con un poco de miedo, pero el siguiente fin de semana siguieron la huelga 20 de los 26 niños de su clase”. Al mismo tiempo, también quiere dejar claro que la protesta no es contra el profesor, sino contra el sistema.

Nuria Pérez es más crítica en este sentido: “Estamos formando una generación superprotegida. Debemos dejar a los niños que asuman ciertas responsabilidades”.

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