Río de Janeiro define el próximo domingo a su nuevo alcalde con una segunda vuelta de elecciones entre Marcelo Crivella, del Partido Republicano Brasilero (PRB), y Marcelo Freixo, del (Partido Socialismo y Libertad (PSOL).

Se trata de un obispo de centro derecha que ocupa una silla en el Senado y que ya va por su séptima elección como alcalde o gobernador, y de un diputado estatal que rompió tempranamente con el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula para volcarse más a la izquierda y alzarse con la simpatía de toda la progresía local.

Crivella, quien es el preferido con 64%de la intención de voto, y Freixo, con 28%, representan dos extremos ideológicos y, luego de la derrota de los tres candidatos del centro del arco político, salen a buscar el voto del elector moderado con vistas a la vuelta final, el 30 de octubre.

“Se dice que en la primera vuelta votamos eligiendo a un candidato y que en la segunda, votamos refutando, y así se definirá esta elección”, dijo a EL UNIVERSAL Gerardo Tadeu Monteiro, analista político del Instituto Universitario de Pesquisas do Rio de Janeiro (IUPERJ).

“La fortaleza de Crivella es su experiencia y su núcleo duro de evangélicos, que le permite partir con 21% a favor. La de Freixo es su militancia, que es muy fuerte, politizada e ideológica. Por eso, los jóvenes abrazan su causa”, señala Tadeu.

El financiamiento de las campañas también es diferente: el PSOL dio a Freixo apenas 261 mil reales (equivalentes a unos 82 mil dólares), y este encontró en una campaña de pequeños donantes otros 805 mil reales (252 mil 500 dólares, aportados por unas 6 mil 500 personas). Obtuvo en la primera vuelta 18.3% de los votos.

Crivella, por su parte, sólo recibió dinero de 10 donadores, pero juntó unos 5.5 millones de reales (un millón, 725 mil dólares). Se llevó 27.7% de los sufragios.

La elección final en Rio ayudará a definir el panorama político ante las elecciones presidenciales de 2018.

“Hoy, todo lo que ocurre en Rio es importante. La ciudad ganó centralidad y Brasil está mirando lo que va a pasar aquí en los próximos años, porque va a interferir directamente en el escenario nacional”, dijo a EL UNIVERSAL Leandro Uchoas, miembro del cuerpo técnico de la Asamblea Legislativa de la ciudad.

Los dos candidatos intentan ahora convencer a los electores de centro.

Freixo, quien en una entrevista con EL UNIVERSAL, en agosto pasado, definió a Río como “violenta, desigual y cara”, se posiciona como una renovación de la izquierda al estilo de Bernie Sanders en Estados Unidos.

A Crivella, la experiencia de haber perdido seis elecciones le dio un aprendizaje político que “se ve reflejado hoy en su flexibilidad y su posición conciliadora”, según explicó a este diario el analista Monteiro, del IUPERJ.

Sin embargo, este candidato, un sacerdote de la Iglesia Universal del Reino de Dios que fue misionero en África durante 10 años, causó controversia hace unos días cuando una revista local citó pasajes de su libro Evangelizando a África, publicado en inglés en 1999. Allí, el ahora candidato anotó que todas las religiones cristianas, salvo la suya, “pregonan doctrinas diabólicas” y que la homosexualidad es “una conducta maligna”. Crivella pidió perdón y dijo que al momento de escribir era “inmaduro”. En un país donde 90% de la población cree en Dios, la religión puede inclinar la balanza de las elecciones.

En Rio de Janeiro, el PT, el PSDB (Partido de la Social Democracia Brasilera) y el PMDB (Partido de Movimiento Democrático Brasilero, del presidente Michel Temer) no gravitaron como solían hacerlo, aunque Jandira Feghali, la candidata del Partido Comunista, tuvo un fuerte apoyo de Dilma Rousseff, desplazada de la presidencia en agosto. Feghali ahora apoya a Freixo y dijo a EL UNIVERSAL que, de ganar, “deberá gobernar a través de la mirada de la mujeres, que no quieren seguir perdiendo a sus hijos por las balas del narcotráfico o de la política”.

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