"Hermine", la tormenta que azotó a Florida con fuerza de huracán la semana pasada, se alejó el lunes se la costa este de Estados Unidos y aunque sus vientos no golpearán a los estados del centro de la costa del Atlántico, el sistema obligó a cerrar algunas playas.

"Hermine" comenzará a debilitarse en la noche del lunes a medida que avanza hacia el noroeste y luego "serpenteará lentamente" frente a la costa de Nueva Inglaterra hasta el miércoles, dijo el Servicio Meteorológico Nacional.

Funcionarios advirtieron a nadadores y dueños de botes a lo largo del litoral oriental que se mantuvieran fuera de aguas peligrosas y fuerte oleaje provocados por la tormenta.

En Cabo Cod y en islas aledañas del Atlántico, el oleaje y los fuertes vientos arruinaron los planes de muchas personas que buscaban celebrar el fin de semana largo por el Día del Trabajo en Estados Unidos, pero las playas de sectores más al sur fueron reabiertas más tarde.

La ciudad de Nueva York dijo que todas las playas públicas permanecerán cerradas hasta el martes, debido a corrientes de resaca "que ponen en riesgo la vida" provocadas por Hermine.

Hermine, clasificada como un huracán de categoría 1 cuando llegó a la costa de Florida temprano el viernes, se convirtió en una tormenta post tropical al final de la semana cuando la velocidad de sus vientos bajó a 118,5 kilómetros por hora y el sistema perdió sus características tropicales.

La tormenta, que cruzó el norte de Florida y luego se dirigió a Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte, aún presentaba ráfagas de viento de hasta 110 kilómetros por hora, de acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional.

Por ahora, sus ráfagas más fuertes se extienden hasta 370 kilómetros desde su centro, aunque no están azotando a las costas estadounidenses.

"Sólo porque es un ciclón post tropical no significa que desaparezca el impacto de los vientos con fuerza tropical, de sus vientos en general y de la marejada ciclónica", dijo el portavoz del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Dennis Feltgen.

La tormenta ha dejado al menos tres muertos, en Florida, Carolina del Sur y Carolina del Norte.

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