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Los Ángeles. A pesar de que las emboscadas contra policías van en ascenso, con casos registrados en estados como Texas, Louisiana, Tennessee y Georgia, este fenómeno no constituye la principal amenaza para los uniformados estadounidenses en servicio.
De acuerdo con un estudio del Fondo para el Monumento Nacional a los Policías, la mayoría de las fatalidades de agentes se registran cuando acuden a llamadas de emergencia por disputas domésticas.
El estudio sostiene que en estos casos, donde los nervios están a flor de piel, suelen conjugarse una serie de factores explosivos y que pueden resultar letales para el servidor público, como violencia doméstica, presencia de armas, enfermedades mentales y abusos de drogas.
Por ello, considera fundamental la comunicación entre oficiales y las centrales que gestionan las llamadas de emergencia, debido a que éstas cuentan con los antecedentes sobre la situación en el domicilio.
El informe está basado en el análisis de la muerte de 684 oficiales en servicio entre 2010 y 2014 y tiene el propósito de identificar las situaciones que suponen los niveles más altos de riesgo para los agentes.
El documento sostiene que 22% de las muertes se produjeron en respuesta a llamadas relacionadas con disputas domésticas. Los asesinatos fueron cometidos principalmente con arma de fuego y perpetrados por los sospechosos. La segunda causa de muerte, 18% del total, está asociada a la categoría de disturbios, que involucra diferentes tipos de incidentes asociados a la alteración del orden, como beber en público, conducta inapropiada o allanamiento.
El resto de la lista, de mayor a menor, la conforman casos relacionados con la asistencia al llamado de ayuda por parte de un compañero (11%), los robos y asaltos (9% cada uno), el registro a vehículos, la denuncia de disparos y la presencia de un sospechoso armado (8% respectivamente), incendios, y otros.
“Algunos de estos casos de estudio constituyen ejemplos de cómo situaciones rápidas pueden dar un giro mortal; a pesar de recibir la mejor información e implementar el enfoque indicado, la tragedia puede ocurrir”, indica el informe.
La organización no gubernamental fundada en 1984 y conducida por un consejo directivo compuesto por representantes de 16 organismos de seguridad, por otro lado denuncia un aumento exponencial de las muertes a tiros. Según la plataforma, estos incidentes aumentaron 62% durante los primeros siete meses del año, en comparación con el mismo periodo de 2015.
En total, hasta el 5 de agosto, habían muerto 34 policías durante incidentes relacionados con armas de fuego, de los cuales al menos 14 fueron emboscadas. Durante el mismo periodo de 2015, habían fallecido 21 uniformados.
El presidente de la organización, Craig Floyd, ha calificado las estadísticas de alarmantes, pese a que están por debajo de los índices de los 70, cuando eran asesinados al año en promedio 127 uniformados. Entre 2005 y 2015 la medida de agentes baleados fue de 52.
En lo que va del año han fallecido 69 agentes durante el ejercicio de su labor, 14 de ellos en Texas, 7 en Louisiana y 4 en California.
En promedio, la instancia estima que un oficial de policía es asesinado durante su servicio cada 61 horas en Estados Unidos.
Las estadísticas son publicadas en un momento en el que aumenta la tensión entre comunidades y policías en diversas entidades del país, tanto por el uso excesivo de la violencia por parte de los oficiales como por el asesinato de agentes. El pasado 17 de julio, Gavin Long, un veterano de guerra, salió a las calles de Baton Rouge, Louisiana, a “buscar policías”, quitándole la vida a tres.
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